Aparta de mí la deshonra y el menosprecio, porque he guardado tus testimonios”. Salmo 119:22
Después de seis días, Dios descansó; “completó la obra que había hecho” de llamar las cosas a la existencia (Génesis 2:1-2). No estaba cansado o agotado. Más bien, había acabado, y todo estaba exactamente como Él quería. Tal como un estudiante que sabe todas las respuestas en un examen y lo termina antes del tiempo fijado, así Dios terminó el universo con mucho tiempo de sobra. Su descanso fue un comentario silencioso de cuán complacido estaba con lo que había hecho.
Dios dispuso el universo en forma exquisita, exactamente como lo quería. Como un diseñador con un presupuesto ilimitado y con incontable tiempo y energía, Dios decoró el universo y firmó hasta los más pequeños detalles con Su toque.
Puesto que la Palabra de Dios nunca cambia, ¿qué puede hacer en nuestras vidas? ¿De qué manera puede ser la Palabra de Dios como un punto de referencia para nuestras vidas hoy en día?
¿Qué dice la Biblia acerca de cómo llegamos aquí?
La palabra hebrea para crear es bara. Junto con el significado “crear,” sugiere una decisión deliberada, de la manera como podrías elegir el árbol de primera calidad con el fin de derribarlo y obtener madera para construir una casa.
La ciencia dice que las cosas existen por casualidad y accidente, pero ¿qué dice la Biblia? La palabra griega para preparado o formado [katartizo] significa “terminar completamente, hacer algo completamente perfecto”. La ciencia nos dice que el universo y todo lo que hay en él está evolucionando hacia un nivel más elevado aun cuando la evidencia apunta al hecho de que en realidad se está deshaciendo. ¿Cuál fue la fuente del poder tras el perfecto y completo universo cuando éste fue hecho por Dios?
Ya no era necesario que Dios hablara palabras creativas; en vez, podía tener conversaciones con las personas que creó. Su deseo es hablar y conversar con nosotros. Ése ha sido siempre el propósito. Pero la voz contraria de la rebelión de la humanidad reconfiguró el universo, salpicando colores chillones por todos lados y tumbando los muebles fuera de su lugar. El pecado echó a perder todas las cosas. Lo que Dios había hecho, lo deshicimos; lo que Él había arreglado y dispuesto, lo quebramos y desparramamos en total desorden.
Cuando llegó el pecado y quebrantó al universo, interrumpió gran parte del diálogo entre Dios y nosotros. Y así, con amor, Dios comenzó a hablar otra vez: no siendo creativo, con palabras que de la nada llaman a la existencia, sino con palabras sanadoras, que hacen que todo sea reparado otra vez . Su Palabra todavía tiene el mismo poder que tenía para crear el universo y para crearnos. Pero ahora esa riqueza de Su Palabra hace derroche de sí misma para renovarnos y restaurarnos.
Hoy, por lo tanto es un nuevo día para ser renovado y cambiado por su Palabra.
Señor, Acá estoy ante tu presencia deseando encontrarme contigo a través de tu palabra. Háblame hoy, Señor. Amén.