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PRESENTACIÓN DEL SEÑOR EN EL TEMPLO Y PURIFICACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA. Esta fiesta, que se llama también "La Candelaria", celebra el episodio que narra san Lucas. Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, a los 40 días del parto, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor y así cumplir su santa Ley. En el templo les salió al encuentro el anciano Simeón, hombre justo y que esperaba la consolación de Israel. El anciano anunció a María su participación en la Pasión de su Hijo, y proclamó a éste "luz para alumbrar a las naciones". De ahí que los fieles, en la liturgia de hoy, salgan al encuentro del Señor con velas en sus manos y aclamándolo con alegría. Es una fiesta fundamentalmente del Señor, pero también celebra a María, vinculada al protagonismo de Jesús en este acontecimiento por el que es reconocido como Salvador y Mesías-
Oración:
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Cuando entraban en el Templo con el niño Jesús sus padres, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel» (Lc 2,28-32).
Orar con la Iglesia:
Acojamos a Cristo Jesús, que viene a nuestro encuentro, y presentémosle nuestras peticiones:
-Por la santa Iglesia de Dios, para que, por la vida de sus fieles y el ministerio de sus sacerdotes, haga brillar ante los hombres la luz de Cristo.
-Por los que tienen autoridad en la vida pública, para que su labor sea siempre de servicio, de justicia y de paz.
-Por quienes han cumplido muchos años, para que vean realizadas sus esperanzas trascendentales y puedan ir al Padre llenos de paz.
-Por todos los que creemos y esperamos en Cristo, para que la manifestación del Señor en la carne sea causa de vida y no ocasión de caída.
Oración: Dios todopoderoso, que recibiste en tu templo a tu Unigénito, que se ofrecía por nosotros, escucha nuestras oraciones. Te lo pedimos Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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