. |
SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIèRE. Nació en 1641 en St-Symphorien d'Ozon (Francia). Ingresó en la Compañía de Jesús y pronto, en París, lo eligieron preceptor de los hijos de Colbert, ministro de Finanzas de Luis XIV. Ordenado de sacerdote, regresó a Lyon, donde se dedicó a la predicación y dirección de la Congregación Mariana. En 1675, fue nombrado rector del colegio de Paray-le-Monial; allí, en el monasterio de la Visitación, Margarita María de Alacoque vivía momentos difíciles en su misión de difundir la devoción al Corazón de Jesús. El P. La Colombière supo discernir los planes de Dios, y la apoyó y guió con acierto. Poco después, marchó a Londres como predicador de María Beatriz, esposa del duque de York, futuro rey, que era una católica en un entorno protestante. El encargo era delicadísimo, pero Claudio cumplió su cometido e instruyó en la fe a no pocas personas que habían abandonado la Iglesia romana. En 1678 fue acusado de conspiración papista, encarcelado y expulsado de Inglaterra. Enviado nuevamente a Paray, falleció el 15 de febrero de 1682.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con vítores. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre: «El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades» (Salmo 109).
Orar con la Iglesia:
Proclamemos la grandeza de Cristo, lleno de gracia y del Espíritu Santo, y acudamos a él diciendo: Concédenos, Señor, tu Espíritu.
-Concédenos, Señor, un día lleno de paz, de alegría y de inocencia, para que, llegados a la noche, con gozo y limpios de culpa, podamos alabarte nuevamente.
-Que baje a nosotros tu bondad y haga prósperas las obras de nuestras manos.
-Muéstranos tu rostro propicio y danos tu paz, para que durante todo el día sintamos cómo tu mano nos protege.
-Mira con bondad a cuantos se han encomendado a nuestras oraciones, y enriquécelos con toda clase de bienes.
Oración: Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
* * *
|