SAN JUAN JOSÉ DE LA CRUZ. Nació en la isla de Ischia (Italia) el año 1654, de familia noble y piadosa, cuyos cinco hijos se consagraron al Señor. Desde pequeño profesó una especial devoción a la Virgen y un amor generoso a los pobres. Muy joven vistió el hábito franciscano en Nápoles y fue el primero en ingresar en la Reforma alcantarina recién implantada en Italia, de la que él sería el principal promotor en su tierra. Ordenado de sacerdote, sin dejar su vida de oración y penitencia en los retiros, se entregó al apostolado popular, al confesonario y a la dirección de almas. El Señor lo probó con grandes desolaciones interiores, tinieblas y dudas, que le hicieron padecer sobremanera. Con humildad y caridad ejerció los cargos que le impuso la obediencia. Dios quiso obrar por su medio portentos y concederle dones místicos extraordinarios. Después de una vida contemplativa y de extrema austeridad siguiendo el ejemplo de san Pedro de Alcántara, murió en Nápoles el 5
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Leví o Mateo siguió a Jesús y dio en su honor un gran banquete, en el que participaron muchos publicanos. «Los fariseos y los escribas dijeron entonces a los discípulos de Jesús: "¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?". Jesús les respondió: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores a que se conviertan"» (cf. Lc 5,27-32).
Orar con la Iglesia:
Bendigamos a Jesús, nuestro Salvador, que por su muerte y resurrección nos ha abierto el camino de la salvación.
-Señor de misericordia, que en el bautismo nos diste una nueva vida, te pedimos que nos hagas cada día más conformes a ti.
-Enséñanos a ser alegría para los que sufren, y haz que sepamos servirte en cada uno de los indigentes.
-Haz que procuremos hacer lo bueno, lo recto y lo verdadero ante ti, y que busquemos tu rostro con sinceridad de corazón.
-Perdona las faltas que hemos cometido contra la unidad y la concordia de tu familia, y haz que tengamos un solo corazón y un solo espíritu.
Oración: Señor Jesús, ilumínanos con la luz de tu palabra, para que la celebración de la Cuaresma produzca en nosotros sus mejores frutos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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