SAN GREGORIO MAGNO, papa y doctor de la Iglesia. Nació en Roma hacia el año 540. Desempeñó primero diversos cargos públicos, y llegó luego a ser prefecto de la Urbe. Más tarde, distribuyó su patrimonio a los monasterios y se dedicó a la vida monástica bajo la regla benedictina. Fue ordenado diácono por el papa Pelagio II y nombrado legado pontificio en Constantinopla. El 3 de septiembre del año 590 fue elegido papa, cargo que ejerció como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la reforma de la sagrada liturgia, en su actividad misionera y evangelizadora entre los pueblos bárbaros, en la consolidación de la fe del pueblo cristiano. Dejó escritas muchas obras sobre teología moral y dogmática. Murió el 12 de marzo del año 604.-
Oración: Oh Dios, que cuidas a tu pueblo con misericordia y lo gobiernas con amor, concede el don de sabiduría, por intercesión del papa san Gregorio Magno, a quienes confiaste la misión del gobierno en tu Iglesia, para que el progreso de los fieles sea el gozo eterno de sus pastores. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
«El Verbo vino al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios... Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad... Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia» (cf. Jn 1,9-16).
Orar con la Iglesia:
Adoremos a Cristo, que se despojó de su rango y se hizo en todo igual a nosotros menos en el pecado.
-Tú que al entrar en el mundo has inaugurado el tiempo nuevo anunciado por los profetas, haz que tu Iglesia se renueve sin cesar.
-Tú que asumiste las debilidades de los hombres, dígnate ser luz para los ciegos, fuerza para los débiles, consuelo para los tristes.
-Tú que naciste pobre y humilde, mira con amor a los pobres y dígnate consolarlos.
-Tú que por tu nacimiento terreno anuncias a todos la alegría de una vida feliz, conforta a los que sufren y a cuantos los atienden.
Oración: Concédenos, Señor, que ahora acojamos gozosos a tu Hijo como redentor, y que también podamos recibirlo confiados cuando venga como juez. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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