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SANTA LUISA DE MARILLAC. Nació en París el año 1591, hija natural de un noble de la familia Marillac. Cuando murió su padre la sacaron del colegio de nobles y la confiaron a una "señorita pobre". Quiso ser religiosa, pero la casaron en 1613 con un noble, del que tuvo un hijo. Los encuentros con san Francisco de Sales, a partir de 1618, la ayudaron a superar sus penas. Después, en 1624, inició una larga relación con san Vicente de Paúl, que la convertiría en cofundadora de las "Paúles". Al año siguiente, 1625, muerto el marido y habiendo entrado el hijo en el seminario, acogió en su casa a las primeras jóvenes que querían ponerse al servicio de los pobres. San Vicente le encomendó la animación de los grupos de Damas de la Caridad, primer núcleo del nuevo instituto, y en 1633 el Santo dejó en sus manos la dirección del que sería el Instituto de las Hijas de la Caridad, a cuya formación se entregó la Santa por completo, dando ejemplo de atención amorosa a los más pobres; llegó a abrir cuarenta casas por toda Francia. Murió en París el año 1660.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
De la Carta a los Colosenses: «Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo. Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él» (Col 3,15-17).
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Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre que, por su gran amor hacia nosotros, nos ha enviado a su Hijo.
-Dios de amor, que te compadeces de los que viven en tinieblas, escucha las súplicas que te dirigimos por la salvación de todos los hombres.
-Acuérdate de tu Iglesia extendida por toda la tierra, bendice al pueblo cristiano y concédele abundancia de tu paz y amor.
-Padre de todos los hombres, encamina a los pueblos al conocimiento de Jesucristo y da a los gobernantes la luz de tu Espíritu.
-Tú que, en el nacimiento y manifestación de tu Hijo, hiciste proclamar la paz en la tierra, da a todos tu amor y llénanos de tu bondad.
Oración: Concedenos, Señor, a los que gozamos de la luz de tu Palabra hecha carne, que resplandezca en nuestras obras la fe que haces brillar en nuestro espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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