ESTRELLAS DE MAR.
Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.
Tan pronto como me aproximé me di cuenta de que lo que el hombre agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.
Intrigado, lo interrogué sobre lo que estaba haciendo, a lo cuál me respondió:
-Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano.
Como ves, la marea es baja y estas estrellas han quedado en la orilla si no las arrojo al mar morirán aquí por falta de oxígeno.
-Entiendo, le dije, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas a todas. Son demasiadas. Y quizá no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa ¿no estás haciendo algo que no tiene sentido?
El nativo sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió: ¡Para ésta si lo tuvo!
Cada reflexión o pensamiento de éstos es una estrella arrojada al mar...
Sé que en este mundo complicado y acelerado, un gesto de ternura y solidaridad no alcanza...
Nada puedo hacer para solucionar las penas del mundo pero mucho puedo hacer para ayudar en el pedacito de mundo que me toca.
Si alguna vez pude a través de estos pensamientos, hacerte sonreír, llorar, emocionar, reflexionar... entonces eres una de esas estrellas que ha vuelto al mar a contarle a las otras que la bondad existe, que todavía existen seres que creen en los demás...
Desconozco su autor
|