Bella, graciosa, infantil, es la mujer de mis sueños, forjada con los empeños de mi ilusion juvenil. Como el aroma sutil, y tierna como el lamento, libre como el pensamiento, encantadora y gentil.
Hija de mi fantasia . . . no hay otra mujer tan bella; la comparo con la estrella del alba que anuncia el dia es su voz la melodía de notas dulces, difusas, que inspiran como las musas, solo amor y poesia.
A ella dedico las horas de mis mas puros amores; y ella brilla en los albores de mis felices auroras. Y si a veces tentadoras cruzan otras por mi mente, surge como un sol naciente, su silueta seductora.
La adoro con el fervor que se adora a lo mas santo, en la risa, en el quebranto, y en el amargo dolor. Para ella es todo mi amor, y en mis constantes desvelos, la cuido con tanto celo como se cuida una flor.
Ella ilumina los dias de mi existir azaroso . . . y por ella voy dichoso contra la suerte a porfía. Por ella mis noches frias su color gris han cambiado, y por su amor he trocado mi tristeza en alegria.
SE QUE ES VANA PRETENSIÓN HACER MIA SU HERMOSURA, PERO LA AMO PORQUE ES PURA COMO PURA ES MI ILUSION.
Hija de mi fantasia . . . no hay otra mujer tan bella; la comparo con la estrella del alba que anuncia el dia es su voz la melodía de notas dulces, difusas, que inspiran como las musas, solo amor y poesia.
A ella dedico las horas de mis mas puros amores; y ella brilla en los albores de mis felices auroras. Y si a veces tentadoras cruzan otras por mi mente, surge como un sol naciente, su silueta seductora.