SAN IGNACIO DE LACONI. Nació en Laconi (Cerdeña, Italia) el año 1701, de familia devota, numerosa, humilde. No frecuentó la escuela ni aprendió a escribir; hablaba el sardo y poco más. A los veinte años, superadas no pocas vacilaciones, vistió el hábito franciscano entre los capuchinos de Cagliari. Durante quince años vivió en diversos conventos sardos, ejerciendo los oficios de refitolero y limosnero rural. A partir de 1741 y casi hasta su muerte, acaecida en Cagliari el 11 de mayo de 1781, fue limosnero en la capital, dando a todos ejemplo de sencillez, bondad, amor. Su oficio le servía para hacer apostolado, en el que prestaba particular atención a los pobres y a los apartados de la vida cristiana; a los unos los ayudaba y consolaba, a los otros los llevaba, con su ejemplo, a la conversión. Dios lo enriqueció con especiales dones sobrenaturales y realizó muchos milagros por su medio.-
Oración:Oh Dios, que has llevado al humilde e inocente san Ignacio de Laconi hacia la meta de la santidad por el camino del amor a los hermanos, concédenos imitar su caridad en provecho de los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico :
«Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor» (Salmo 24,6-7).
Orar con la Iglesia :
Oremos llenos de confianza a Dios nuestro Padre. Él sabe que tenemos necesidad de muchas cosas.
-Para que la Iglesia busque e impulse siempre el reino de Dios y su justicia en este mundo.
-Para que los gobernantes sepan arbitrar medidas eficaces para solucionar los graves problemas que afectan sobre todo a los pobres y desamparados.
-Para que los países ricos ayuden a los países pobres, distribuyendo mejor la riqueza y facilitándoles los medios para alcanzarla.
-Para que los cristianos no caigamos en la tentación fácil de absolutizar el dinero ni de acumular codiciosamente.
Oración: Dios, Padre nuestro, venga a nosotros tu reino; venga a nosotros tu justicia y que tu amor promueva y regule las relaciones humanas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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