SAN ISIDRO. Nació en Madrid a finales del siglo XI en el seno de una familia pobre. Piadoso y lleno de bondad desde su niñez, al quedar huérfano en la adolescencia se puso a trabajar como labrador al servicio de un patrono, Juan Vargas; posteriormente cultivó su pequeña hacienda en la ribera del río Manzanares. Contrajo matrimonio en Torrelaguna con santa María de la Cabeza. A diario participaba en la Eucaristía y dedicaba tiempos a la oración, por lo que lo acusaron injustamente de restar horas al trabajo. Murió muy anciano. La tradición popular conservó la memoria de su espíritu de oración y de generosidad para con los pobres y necesitados, así como de su intensa vida cristiana en el trabajo y en la familia. La leyenda lo ha adornado con anécdotas y prodigios. Es patrono del campo español. Su cuerpo se conserva incorrupto en la Catedral de San Isidro de Madrid.
-Oración: Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro, labrador, nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con Cristo, concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza a tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí» (Jn 15,1-4).
Orar con la Iglesia:
Dirijamos nuestra oración a Cristo, la verdadera vid, al celebrar al santo labrador, Isidro, hombre fiel en todos los campos de su vida, que supo aguardar con paciencia el fruto valioso de la tierra.
-Para que nuestra vida esté escondida con Cristo en Dios, y dé fruto abundante para la Iglesia y para la sociedad.
-Para que los trabajadores del campo vean debidamente reconocido su esfuerzo y dedicación a la producción de los alimentos necesarios.
-Para que todos los cristianos sepamos ofrecer a Dios los sufrimientos e inconvenientes de nuestra profesión, en la que hemos de santificarnos.
-Para que el ejemplo de san Isidro, uniendo religiosidad y dedicación al trabajo, ayude al mundo rural a lograr un mayor desarrollo sin renunciar por ello al tesoro de la fe.
Oración: Instruidos por el testimonio de san Isidro, te pedimos, Señor, que nos ayudes a dar frutos de vida eterna en la oración y en el trabajo de cada día. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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