DÍA 19 DE MAYO
SAN CRISPÍN DE VITERBO. Nació el año 1668 en Viterbo, ciudad italiana situada a unos 80 Km al norte de Roma. Huérfano de padre, la madre se ocupó de su educación religiosa. Hasta los 25 años trabajó en el taller de un tío suyo que era zapatero. En 1693 vistió el hábito capuchino. Optó por ser hermano lego para imitar a san Félix de Cantalicio. Estuvo en diversos conventos ejerciendo tareas domésticas hasta que, en 1709, fue trasladado a Orvieto, donde comenzó a ejercer el oficio de limosnero, en el que permaneció casi cuarenta años, dando admirables ejemplos de amor a Dios, devoción a la Madre de Jesús y caridad hacia el prójimo, en especial los pobres. Desde siempre se le ha llamado y con razón el santo de la alegría franciscana. Murió en Roma el 19 de mayo de 1750.-
Oración: Oh Dios, que, por el camino de la alegría, elevaste a la cima de la perfección evangélica a tu siervo Crispín, concédenos, te rogamos, que por su ejemplo e intercesión practiquemos continuamente la verdadera virtud a la que prometes la bienaventurada paz en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros» (Lc 6-36-38).
Orar con la Iglesia:
Oremos al Señor, nuestro Dios. Él es la roca de nuestro refugio y el fundamento de nuestra vida.
-Para que la Iglesia se edifique siempre sobre la roca, que es la palabra de Cristo.
-Para que la paz y la prosperidad de las naciones se fundamenten sobre la base de la justicia y la libertad.
-Para que los hombres de todas las religiones que se esfuerzan por agradar a Dios con sus buenas obras, lleguen a la fe en Jesucristo.
-Para que los cristianos sepamos escuchar las palabras de Jesús y las pongamos en práctica.
Oración: Inclina, Dios Padre, tu oído a nuestras súplicas y concédenos que tu Espíritu nos enseñe a escuchar y a vivir el mensaje del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.