La mayoría de los humanos aprecian la vida,
pero a pesar deello,
¡cuántos de entre ellos tienen la
impresión de haber sido lanzados sobre la tierra como en un
medio que les es extraño o incluso hostil!
¿Por qué? Porque han perdido el verdadero contacto con la naturaleza. Cada vez más las personas viven en las ciudades,
y el progreso técnico (del que no se puede negar,
sin embargo, que es muy bueno) les separa de la naturaleza.
Sólo un ejemplo: ¿qué pueden ver de un cielo estrellado en una
ciudad durante la noche, en la que las calles y las tiendan
están tan iluminadas?...
De esta forma, poco a poco,
dejan de sentir progresivamente esta amistad, esta benevolencia de todo lo
que existe alrededor de ellos, ya no solamente las estrellas,
sino también el sol, las piedras, las plantas, los animales…
Incluso, cuando se encuentran en su casa, protegidos,
están inquietos, angustiados. Incluso durante el sueño se sienten amenazados.
Es una impresión subjetiva ya que, en realidad,
nada les amenaza tanto; pero interiormente, algo se ha pulverizado,
y ya no se sienten protegidos.
Es necesario pues que restablezcan
interiormente el contacto con la vida universal,
a fin de comprender su lenguaje y trabajar en armonía con ella.
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