Cuando sientes el mundo sacudirse alrededor tuyo,
quédate firme en los pies de la fe.
Muchas veces hay terremotos en la vida de nosotros.
Cuando seres queridos mueren,
o perdemos algo realmente precioso para nuestras vidas.
Cuando somos derrotados
y enfrentamos las adversidades de vivir.
Es en estos momentos que la fe debe ser completa.
No solamente la fe en un ser supremo,
sino también la fe en uno mismo,
en la capacidad ilimitada de
todos nosotros de superar obstáculos.
La fe en el destino,
de que cada escena en la vida
de uno tiene mucho que enseñar.
La fe en que después de la noche más oscura
vendrá el día más brillante.