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SANTOS AGUSTÍN YI KWANG-HON Y COMPAÑEROS MÁRTIRES. Son un grupo de nueve coreanos, seglares y fervientes cristianos, que se mantuvieron firmes en su fe a pesar de la cárcel y las torturas, y fueron decapitados en Seúl el 24 de mayo de 1839. Estos son sus nombres: Agustín Yi Kwanghon, en cuya casa se leían las Sagradas Escrituras; era de familia aristocrática, casado y padre de familia, y su mujer y una hija sufrieron después el martirio. Águeda Kim A-gi, madre de familia, catecúmena que recibió el bautismo en la cárcel. Damián Nam Myong Hyog, catequista, él y su mujer, que también sería martirizada, colaboraron con la iglesia y albergaron al obispo.Magdalena Kim Obi, era viuda y colaboraba con los misioneros. Bárbara Han A-gi, casada y madre de familia, desempañaba en la misión la tarea de catequista y enfermera. Ana Pak A-gi, casada y madre de familia, permaneció firme en la fe hasta el martirio, aun cuando el marido y un hijo que habían apostatado le pedían que ella hiciera lo mismo. Águeda Yi Sosa, huérfana y luego viuda y sin familia. Lucía Pak Huisun, hermana de la también mártir santa María Pak, prestó servicio en la corte real y rehusó el enamoramiento del rey, dejó la corte, su padre no la admitió en casa por ser cristiana y se fue a vivir con otros familiares. Pedro Kwon Tugin, de familia aristocrática, casado, comerciante, se mantuvo firme en la fe en medio de atroces torturas y cuando su mujer y su cuñado habían apostatado y le pedían que hiciera él lo mismo.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico :
San Pablo escribió a los Corintios: «Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!", sino por el Espíritu Santo. Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común» (1 Cor 12,3-7).
Orar con la Iglesia :
Dirijamos nuestra oración al Padre, confiando en la materna intercesión de María.
-Por la Iglesia: para que, conducida por el Espíritu al conocimiento pleno de la verdad y siguiendo las huellas de María, haga hoy presentes las palabras y las obras de Jesús.
-Por la humanidad: para que, fijando la mirada en Cristo y acogiendo el don del Espíritu, se renueve en la luz de la resurrección y recobre toda esperanza.
-Por cuantos han perdido el sentido de la vida: para que, superando lo negativo, lleguen a descubrir a Cristo resucitado que nos da su Espíritu.
-Por todos los creyentes: para que aprendamos de María a acercarnos a los divinos misterios con la humildad del corazón y la obediencia de la fe.
Oración: Dios, Padre bueno, que acoges siempre las oraciones de los pequeños y humildes, por intercesión de María, te rogamos que nos llenes del Espíritu de tu Hijo para que en todo hagamos tu voluntad. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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