La magia de la infancia,
les da colores para pintar
las tardes de campo
las travesuras,
y una risa abierta y franca.
Florecen los años
para ser vida
y en la distancia
la nitidez del recuerdo
aviva la nostalgia.
Ella sabe
que en el cielo de sus ojos la guarda
como un tesoro,
que estará allí toda la vida,
irremplazable,
con su mano siempre extendida.
El sabe,
que despierta su entrañable sonrisa,
añora el tiempo de ser niños
y en los bolsillos
guarda su alma.
Y allí van
adultos ya,
en la corniza de la existencia
con sus pesares
encuentros y desencuentros,
de la mano
como entonces,
cuando niños
sellando en un abrazo el sentimiento
que los tendrá siempre unidos.
AMIGOS!