La medianoche remueve remembranzas ocultas en los pliegues de mi cordura que yace impúdica. La medianoche se hace cómplice de tu fantasma para proyectarse en las sombras gélidas del sarcófago que me guarda. La medianoche conspira, convertida en estilete cercenando el polvo que cubre mis ojos ciegos de ti. La medianoche me pasea por su garganta filosa luego… Expele mis despojos.