Tú no tendrás plata ni oro,
que carece de importancia,
pero tienes un tesoro
que el mundo espera con ansia.
En el nombre del Señor
dales lo que Dios te ha dado.
Comparte ese gran valor
que tu existencia ha cambiado.
Del cielo tú has recibido
dones de inmensa belleza
que tu alma han enriquecido.
No escondas tan gran riqueza.
Recibiste salvación ...
Vida eterna ... Libertad ...
Misericordia y perdón ...
Amor ... Gozo ... Dulce paz.
Esa gracia redentora
que hace feliz tu existencia,
debes darla a otros que lloran,
compartiendo esta experiencia.
Dales la hermosa noticia
que desde el cielo ha bajado.
Que conozcan la delicia
de Cristo, el Dios humanado.
Podrás decir: "Nada soy ...
Es muy débil mi valor ...
Mas lo que tengo te doy
en el nombre del Señor."
Y con estas donaciones
Dios obrará maravillas,
llenando de bendiciones
a las personas sencillas.
Tú, de gracia has recibido
una herencia verdadera.
Dios quiere que, agradecido,
tú la des de igual manera.
Humano, no tendrás oro,
pero puedes dar consuelo.
No escondas tu gran tesoro
y dalo en nombre del cielo.
Autor: Daniel Nuño