BEATO JOSÉ MARÍA CASSANT. Nació en Cassenneuil (Francia) el año 1878. Estudió en los Hermanos de la Salle y tuvo dificultades debido a su falta de memoria. Mientras tanto, fue introduciéndose en el silencio, el recogimiento y la oración. A los 16 años entró en la trapa, en la abadía cisterciense de Santa María del Desierto, diócesis de Toulouse. Los hermanos del monasterio no tardaron en mostrar aprecio por el recién llegado. Contemplando frecuentemente a Jesús en su pasión y en la cruz, se impregnó del amor a Cristo. Pronunció sus votos definitivos en 1900. A partir de entonces comenzó su preparación al sacerdocio, y en 1902 recibió la ordenación sacerdotal. Pronto constatan que está afectado de tuberculosis. El mal está muy avanzado. El joven sacerdote sufre, no revela sus sufrimientos hasta el momento en que no puede ocultarlos más. Murió el 17 de Junio de 1903, y fue beatificado el año 2004. Fue un adolescente sin relieve ni valor a los ojos de los hombres, pero es un magnífico modelo para los pequeños y humildes.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Dijo san Pablo a los Corintios: -El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». Lo mismo hizo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía». Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis de la copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva (1 Cor 11,23-26).
Orar con la Iglesia:
Demos gracias a Cristo, que se nos ofrece en el banquete de su cuerpo y de su sangre.
-Señor Jesús, tú que mandaste celebrar la cena eucarística en memoria tuya, enriquece a tu Iglesia en la santa celebración de tus misterios.
-Cristo, sacerdote único del Altísimo, haz que la vida de tus sacerdotes sea fiel reflejo de lo que celebran sacramentalmente.
-Cristo, maná del cielo, haz que formemos un solo cuerpo los que comemos del mismo pan.
-Cristo, víctima inmolada por todos los hombres, refuerza la paz y la armonía de cuantos creemos en ti.
-Cristo, médico celestial, devuelve la salud a los enfermos y la esperanza viva a los pecadores.
Oración: Señor Jesús, tú que nos dejaste en la Eucaristía el memorial de tu pasión y resurrección, concédenos experimentar en nosotros los frutos de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.