No te oí caer del árbol de la Madre Tierra. No te oí gritar ni llorar en tu humilde llegada. No te oí suspirar mientras crecias en silencio. No oí un porqué, porque Dios hizo de tí lo que eres. Y aún asi tu silencio habla de confianza, fuerza y determinación mientras te abres paso a través de la Tierra hacia la Luz.
Harry Alfred Wigget
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