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SAN LUIS GONZAGA. Nació en 1568 cerca de Mantua (Italia), siendo el heredero del primer marqués de Castiglione. Aunque dio unos primeros pasos de iniciación en la vida militar y aristocrática, muy pronto se sintió inclinado a la vida religiosa. De 1581 a 1584 estuvo en Madrid como paje del príncipe don Diego, y allí se sintió inspirado a hacerse jesuita. Después de superar la oposición de su padre, renunció a sus derechos en favor de su hermano, ingresó en la Compañía de Jesús en 1585 e inició sus estudios de teología en Roma. Había recibido la primera comunión de manos de san Carlos Borromeo, y en la Compañía tuvo por padre espiritual a san Roberto Belarmino. Su vida fue ejemplo de austeridad y dominio de sí mismo y, sobre todo, de entrega el servicio de los demás. En 1591 estalló la peste de tabardillo, y Luis se ofreció a asistir a los enfermos. Mientras transportaba a un apestado al hospital, se contagió él mismo. Murió en la enfermería del Colegio Romano el 21 de junio de 1591, a los 23 años de edad.-
Oración:Señor Dios, dispensador de los dones celestiales, que has querido juntar en san Luis Gonzaga una admirable inocencia de vida y un austero espíritu de penitencia, concédenos, por su intercesión, que, si no hemos sabido imitarle en su vida inocente, sigamos fielmente sus ejemplos en la penitencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
«Junto a la cruz de Jesús estaba su madre... Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa». Poco después, «cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: "Todo está cumplido". E inclinando la cabeza entregó el espíritu» (Jn 19,25-30).
Orar con la Iglesia:
Invoquemos a Dios Padre, que eligió a María para madre de su Hijo Unigénito.
-Señor Dios, tú que quisiste que María concibiera por obra del Espíritu Santo, otórganos por intercesión de la Virgen los frutos de este Espíritu.
-María meditaba tus palabras, guardándolas en su corazón; haz que también nosotros las acojamos, guardemos y meditemos.
-Señor Jesús, te damos gracias porque nos has dado a María como madre; santifícanos por su intercesión.
-Tú que diste a María fuerza para permanecer al pie de la cruz, confórtanos en la tribulación y reanima nuestra esperanza.
Oración: Acoge, Padre, nuestras súplicas y derrama sobre nosotros la fuerza de tu Espíritu para que, siguiendo el ejemplo de María, obedezcamos siempre la voz de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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