ESCUCHA Y SIENTE
Cada mañana me encuentro con Jesús frente a frente en la mesa al desayunar el alimento que mi madre ha preparado y que es el alimento que con la ayuda de Jesús se ha cosechado y almacenado en la alacena. Al salir al trabajo, como mis abuelos, al campo, miramos al cielo cuando ya no se observan las estrellas y empieza a salir el sol por encima de las montañas; damos gracias al Padre celestial por el nuevo día que nos permite compartir con nuestra familia y por todos los beneficios como la salud, la voluntad, la gracia de la fe y por el trabajo.
Voy con Jesús a mi lado y/o en mi interior, Él me guiará por el camino donde está la brecha que debemos trabajar hoy. No es que me siente donde empiece el surco mientras que Él labra la tierra y solamente le observo, ni tampoco es al contrario, juntos hemos labrado la tierra, hemos recogido la cosecha y hoy continuamos trabajando juntos.
He sentido que Él ha soñado con mis sueños, sueño con un buen bienestar de cada uno de los integrantes de mi hogar al igual que de mis amigos y vecinos, he sentido que llora conmigo cuando alcanzamos una meta o cuando nos conmueven los buenos actos de la la gente, cuando trabaja por hacer más grata la vida de los desamparados y débiles, también he sentido como le busca la solución cuando estoy confundido... las veces cuando he dejado de colaborar con alguien en especial o con una causa, sabiendo yo que todo lo tenía para ser solidario con ese amigo(a) que acudió a mí y que ahora se sentirá mal al ver que no fui fuerte para decir las palabras que él(ella) necesitaba escuchar y sentir el abrazo que no supe darle para que sintiera que unidos, con voluntad y fe, sacaríamos adelante su adversidad, y es Jesús quien me hace entender que no estaba preparado para entender aquella situación por que no le tomé la atención para sentir lo que mi amigo(a) sentía.
Ha sido Jesús mi amigo consejero para comprender a esa niña linda de la que me enamoré, el que es fruto del amor que Dios tiene por nosotros; quién más sabio para hacerme entender lo que es este maravilloso sentimiento que compartimos con nuestros padres, hermanos, hijos, amigos y nuestra pareja (novia o esposa).
Siento que si algún día me alejo de Él no tengo el amigo que me guía para que yo sea como soy, no sería amable porque sentiría que quienes me rodean no significarían nada en el plan de vida que Dios Padre me ha diseñado, no apreciaría cada una de las creaciones que Dios ha puesto en la tierra como son los animales, las plantas, el agua, el aire, las piedras y el hombre en todas sus razas con diversas expresiones culturales y los mil sentimientos que despierta todo este conjunto de la obra maravillosa de la creación de Dios.
No es que esté atado ni encerrado dentro de un perímetro para que Dios me observe, ¡no!, en verdad soy el ser que más he disfrutado de la libertad espiritual y terrenal, sino que le he permitido a Jesús que me acompañe en el camino de cada día de la vida, me permito conocer la sabiduría que a cada instante Jesús nos quiere compartir, porque cada segundo que se nos presenta es una nueva experiencia con un amigo o quizás alguien que no distingo... que entre sus manos lleva un favor o una necesidad que desea compartir conmigo y es Jesús quien me guía para saber recibir ese favor o tender mi mano para ayudar a ese que viene a mí.
Cada día Jesús con su fortaleza me da ánimo para vencer el miedo, con Su humildad me hace más sincero, con su amor alivia mi fatiga y descansa el cansancio de mis pies y manos para que pueda alcanzar y dar la mano a quien lo necesita, con su sabiduría me ayuda a escuchar los insultos y saber responder sin lastimar a nadie.
Te he contado esto para que cuando sientas que algo esta cambiando tu vida, cuando sientas que has hecho algo muy bueno que no te lo crees, o has dejado una mala costumbre o te has dedicado a dialogar con tus padres o hermanos o amigos como nunca lo habías hecho, y te sientes bien, te digo que es Jesús que quiere que conozcas la sabiduría de amar... ¡de ser feliz!... y sentir que compartes la vida con agrado. No seas esquivo. No sea egoísta, procura pronto conocer el mensaje de Dios.
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