RIMA XLI
Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder.
¡tenías que estrellarte o abatirme!...
¡No pudo ser!
Tú eras el Océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o arrancarme!...
¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
¡No pudo ser!
Gustavo Adolfo Bécquer
(1836-1870)
creacion consuelo
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