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SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA. Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye estos nombres a los padres de la Santísima Virgen María. Los evangelios no nos hablan de ellos. Las noticias sobre los mismos nos han sido transmitidas por los escritos apócrifos, en particular el Protoevangelio de Santiago, del siglo II. Éste cuenta que Joaquín contrajo matrimonio a los veinte años con Ana, perteneciente como él a la tribu de Judá y al linaje de David. Procedentes de Galilea, se instalaron pronto en Jerusalén, cerca de la piscina Probática, en la que Jesús curó a un paralítico. La actual iglesia de Santa Ana recuerda esta tradición, aunque según otra, la casa de los abuelos de Jesús estaría en Séforis (Galilea). Ser los padres de María es mucho.
-Oración: Señor, Dios de nuestros padres, tú concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a este mundo a la Madre de tu Hijo; concédenos, por la plegaria de estos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Del Cántico de Zacarías (el Benedictus): «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días» (Lc 1,68-70.74-75).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Dios Padre para que la intercesión y el ejemplo de san Joaquín y santa Ana, padres de María y abuelos de Jesús, nos impulsen a una vida santa.
-Por la Iglesia, el nuevo Israel, el pueblo definitivo de Dios, para que sea la gran familia de los hijos de Dios Padre.
-Por el pueblo judío, del que nació Cristo, hijo de Abrahán, de David, de María, para que encuentre en Cristo el cumplimiento de las profecías mesiánicas.
-Por las familias cristianas y por todas las familias, para que sean hogares en los que reine la paz, el amor, la solidaridad.
-Por los abuelos, los ancianos, las personas que se encuentran solas y desatendidas, para que se vean rodeadas del respeto y aprecio de los demás.
Oración: Señor, Dios de nuestros padres, enséñanos a tratar y amar a Cristo Jesús como lo hicieron sus abuelos, Joaquín y Ana, y su madre, María. Te lo pedimos, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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