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LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA. La Madre de Dios fue asociada estrechamente, por voluntad del Padre, a los misterios de su Hijo. Así, al igual que Jesús, también ella murió y fue sepultada. Pero, como dice el Prefacio, «el Señor no quiso que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida». Al respecto escribía Pío XII: «A la manera que la gloriosa resurrección de Cristo fue parte esencial y último trofeo de su más absoluta victoria sobre la muerte y el pecado, así la lucha de la bienaventurada Virgen, común con su Hijo, había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal... Por eso, la augusta Madre de Dios, misteriosamente unida a Jesucristo desde toda la eternidad, ... consiguió, al fin, como corona suprema de sus privilegios, ser conservada inmune de la corrupción del sepulcro y, del mismo modo que antes su Hijo, vencida la muerte, ser levantada en cuerpo y alma a la suprema gloria del cielo». Y la Constitución papal que en 1950 declaró el dogma de la Asunción concluía con esta definición: «Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial».
- Oración: Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos, que, aspirando siempre a las realidades divinas, lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
De la carta a los Efesios: -Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios (Ef 2,4-8).
Orar con la Iglesia:
En esta solemnidad de la Virgen María, abogada nuestra, presentemos a Dios nuestras súplicas, llenos de filial confianza.
-Por la Iglesia, que peregrina por este mundo con la esperanza de la gloria futura; en comunión con María, Madre de la Iglesia, roguemos al Señor.
-Por la unión de las Iglesias, divididas por el pecado; en comunión con María, madre de todos los creyentes en Cristo, roguemos al Señor.
-Por los enfermos, los pobres, los oprimidos y los abandonados; en comunión con María, salud de los enfermos y consuelo de los afligidos, roguemos al Señor.
-Por todos los que celebramos la Eucaristía, anuncio del banquete del reino eterno; en comunión con María, intercesora nuestra ante su Hijo Jesús, roguemos al Señor.
Oración: Ten en cuenta, Señor, los anhelos y sufrimientos de toda la humanidad, expresados en la plegaria de tu Iglesia, que, llena de gozo, contempla en María nuestra humana naturaleza glorificada. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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