Envejecer es una obligación, madurar es una opción....
Crecer y envejecer es inev...itable, queramos o no,
todas las mujeres lo acabamos haciendo tarde o temprano.
No se puede escoger no envejecer, no tenemos opción.
Madurar sí es opcional, es algo que depende de nosotras mismas.
Tenemos en nosotras mismas el poder de crecer en conocimientos,
madurez y sabiduría… y no eso es
algo que podemos hacer desde ya mismo.
La madurez no es un evento que se da por
inercia con el pasar de los días.
Madurar implica reunir una serie
de condiciones psicológicas, espirituales y
sentimentales que nos permiten entrar en
el terreno de la sabiduría y el amor en
ejercicio de una vida plena y autónoma.
Envejecer no implica madurar, de ahí que
puedas encontrarte con personas de 40
años que actúan como si tuviesen 20,
o por el contrario, personas de 20 años
cuyo desarrollo mental pareciese llevar más tiempo.
También puedes encontrarte con
que las personas mayores dicen sentirse
“joviales” para denotar un estado de alegría,
animo y salud…
¿Acaso la vejez no puede estar llena de estas bendiciones?
¿Acaso ello es un privilegio exclusivo
de la juventud o de los ya conocidos “años mozos”?
Por otra parte, las personas jóvenes dicen sentirse
“viejas” para aseverar que ya no sonríen, no corren,
no sueñan y no le encuentran mayor chiste a la vida…
¿Acaso tener 70 años es sinónimo de estar desanimadas?
¿Qué las jóvenes por ser “jóvenes”
viven felices y las viejas por ser “viejas” viven tristes?
La edad de nuestra alma no siempre coincide
con la de nuestro cuerpo, empero decimos que
tenemos espíritu y cuerpo que se unen
para permitirnos vivir en este plano; incluso
creemos en la vida después de la muerte
y en la reencarnación, pero a la hora
de lanzar juicios esto se nos olvida y terminamos
hablando de edades y no de almas, de identificaciones
y no de pensamientos, de días y no de circunstancias.
El alma es atemporal, no funciona bajo
las lógicas terrenales, así que merece la pena
que reevalúes algunas de tus posturas y sepas
que la edad no es sinónimo de madurez o inmadurez,
sino de tiempo terrenal vivido. Todo depende del
alma que habita en la morada del cuerpo,
no tengas prejuicios, date la oportunidad de
vivir sin tener que sostener un calendario en tu mano