Podemos imaginarnos que este idílico lugar se ha vestido de fiesta para una noche encantada. La luna proyecta su tenue luz sobre altas montañas, pinares y ciervos recreando un concierto mágico de exuberante belleza.
El manto blanco que luce el paisaje, los copos que suave y silenciosamente flotan del cielo y el aire cristalino que pareciéramos percibir nos inundan de una profunda admiración por la naturaleza.