Llega un nuevo año.
La última hoja del calendario induce a realizar
un balance. No caigas en la trampa.
Tus acciones no se pueden
dimensionar.
Sus efectos van más allá de lo que puedas suponer.
Son
ondas que se expanden en infinitas direcciones.
Diste todo lo que
estuvo a tu alcance.
Ayudaste a co-crear un mundo más humano.
Te
esforzaste, sin importar el cansancio,
por dar siempre otro paso en
dirección a la luz. Eso es entrega.
Eso es constancia. Eso es amor.
Eso es cumplir con tu misión vida.
Brindo por tu coraje.
Puede que tus acciones no se traduzcan en dinero,
pero eso no
significa que no tengan valor.
Animar a que otros se pongan de pie,
abran sus corazones,
recuperen su conexión interior y sientan,
es una
tarea invalorable,
que requiere de un espíritu aguerrido dispuesto a
iluminar con fervor.
El balance es impulsado por la mente social.
Pretende que aquellos
que se animaron a Ser retornen a las viejas estructuras,
anulando toda
posibilidad de vuelo, a cambio de comodidad
y sentido de pertenencia.
Sé que a esta altura del camino ya no
desandarás tus pasos,
de todos
modos necesitaba decírtelo.
Muchos intentarán hacerte creer que
desperdicias tu tiempo,
y que lo que haces carece de sentido. Es parte
de las pruebas.
Es justo y necesario que reconozca tu tarea.
Si cuando salgo a la
calle encuentro miradas esperanzadas
y rostros alegres,
es gracias a
personas compasivas como tú,
que alientan a trascender las
limitaciones y no dudan en enfrentar la adversidad,
para activar los
cambios que nos conduzcan hacia un
futuro resplandeciente.
Digan lo que digan, tu alma sabe que vas
por el camino apropiado. No
dejes que te confundan. Sólo faltan algunos pasos.
Gracias por seguir
vibrando de una manera tan humana.
Te puedo sentir. Es un privilegio
saber que marchamos juntos.
No importa dónde te encuentres, a la hora
de los festejos buscaré la estrella más luminosa
y diré sonriendo,
con todo el corazón: brindo por tu coraje.
Tú Luz Interior