¿Cuántos años tienes?
¿Quién no ha escuchado esta impertinente pregunta? Hace años que decidí contestar con una triple respuesta, basada en una leyenda apócrifa de Galileo, que sorprende y obliga a refexionar: “no lo sé exactamente, pero son pocos y menos aún los de buena salud”. Porque los años que tenemos son los que no hemos gastado, los que aún no hemos vivido. Y nadie sabe cuántos tenemos todavía para continuar nuestra vida. Las estadísticas apuntan que la esperanza de vida actual está fijada en 75.9 años para los hombres y de 83.8 en mujeres, éstas, las más longevas del mundo, con las japonesas, mientras los varones ocupamos un honroso séptimo lugar en la escala de supervivencia. Pero la etapa sin incapacidad se reduce a 67 y 72.2 años, respectivamente; si bien es cierto que estas edades se han incrementado en 6 y 5.7 años en los últimos 10 años. En todo caso, nos restan pocos años, pocos meses, pocos días de existencia terrenal. Las horas son como las monedas de una bolsa, que se van agotando implacablemente. Conviene disfrutar cada instante como si fuera el último, porque nunca se repetirá. El ayer se fue y el mañana es incierto. ¡Aprovechemos el hoy! Y cuando queda tan poco tiempo, sólo cabe hacer el bien, dejar una familia, unos amigos y una obra que perdure más allá de nuestros días en esta tierra, y confiar en que nuestro espíritu halle una nueva morada más allá de lo temporal.
Mikel Agirregabiria (escritor espan~ol).
|