Aún cuando nuestro cerebro racional haya sido entrenado para creer
que cuando una persona muere su espíritu desaparece,
la verdad es que no se puede destruir la energía.
Tu yo superior es el espíritu actualmente existente dentro de ti.
La energía que fue Picasso no fue su cuerpo,
como tampoco la energía que fue Shakespeare
estuvo en su cuerpo.
Fueron los sentimientos internos y el genio creativo lo que tomaron
la forma de un cuerpo y una creación sobre
el lienzo o el papel.
Eso no murió nunca.
No puede morir porque no tiene fronteras,
ni principio ni final,
ni características físicas a las que podamos llamar forma.
Esa energía está dentro de ti. Si quieres conocerla,
puedes sintonizar con ella y,
cuando lo hagas,
abandona las limitaciones de este plano
terrenal para entrar en una dimensión
sin límites que te permite crear y atraer
hacia ti todo aquello que deseas o necesitas para este viaje.
En este nivel, te desprendes de tu apego emocional a lo
que consideras tu propia realidad.
Ese desapego se ve seguido por la conciencia
de que el observador que hay dentro de ti,
que observa siempre lo que le rodea y
sus propios pensamientos,
es en realidad la fuente de tu mundo físico.
Esto, unido a tu voluntad de entrar en ese ámbito,
es el inicio del aprendizaje para atraer
hacia ti aquello que deseas y necesitas mientras te
encuentras en un mundo físico.
Hasta ese momento es muy probable que no
hayas podido desprenderte de tu apego
por el mundo material.
Quizá creas que no existe otro mundo.
Si fuera así, has abandonado tu capacidad divina,
lo cual es la causa de lo intensamente que te apegas al mundo sensorial.
Adquirir la conciencia de que posees un yo superior que es universal y eterno,
te permitirá acceder con mayor libertad a ese mundo y participar
en el acto de manifestar los deseos de tu corazón.
Wayne Dyer.