Detrás de cada cosa hay algo para aprender.
Detrás de cada noche hay un nuevo amanecer.
Detrás de cada mañana un nuevo desafío por ver.
Detrás de cada amigo un nuevo amigo por conocer.
Detrás de cada rayo hay un trueno para escuchar.
Detrás de cada enfermo una ocasión para consolar.
Detrás de cada niño hay una puerta para amar.
Detrás de cada flor un momento para alabar.
Detrás del calvario mismo una mano para perdonar.
Detrás de una tumba vacía un salvador por
contemplar.
Detrás de cada persona una ocasión para dar.
Detrás de cada humano un terreno para cultivar.
Yo sólo sé que cada cosa esconde algo por ver.
Yo sé que aún tus ojos tiene algo que esconder.
Pero el espíritu nunca dejará de beber el agua
cristalina que siempre quiere correr, déjame
entender lo que mis ojos no ven.
Déjame saborear más allá del mal lo que es el bien.
Déjame encontrar la paz en la turbación, y nunca,
nunca sacrficar la belleza por la pérdida de la
visión.