Tú Sombra En La Arena
Te llevo en mí pecho prendido.
Te arrastro por las calles silenciosas, por la rambla solitaria.
Recuesto en la arena tu sombra adherida a mí espalda,
inseparable como mí misma sombra.
No quiero soltarte,
ni dejar de sentir como se miran tús manos
en el espejo cálido de las mías.
Nada es perfecto, nada es único,
como el fulgor de tús ojos
detenido en el cristal de mis lágrimas.
La vida es nada sin tu aliento
moviendo el plumaje de mis alas,
mis alas que crecen bajo tu sueño,
mis alas elevándome más allá del mundo,
mis alas que son tus alas en vuelo conjunto.
La vida es nada sin tú aliento
avivando el fuego de mi hoguera.
Te llevo conmigo, pegado a mi piel.
Esclavo mi cuerpo bajo tú sombra,
esclava la tierra bajo tús pasos
que siguen mí camino.
Un estanque mi boca donde te hundiste
como una piedra y te mantienes en el sabor
de miílengua y mís labios.
Recuesto tú sombra en la arena
y mís manos estrujan tú recuerdo
bajo la luna, testigo incorruptible de éste amor.
Teresa Grigera