Quiero que tú misma te acuerdes de este criterio,
porque es fundamental.
No viene impuesto desde el exterior, no es
arbitrario.
Si observas las señales -silencio, dicha, una especie
de paz que manifiesta comprensión-,
podrás verlo muy claramente y no necesitas preocuparte
en absoluto; estas cosas sólo pueden darse cuando
vas por el camino correcto.
Nunca suceden si te has perdido.
Si te sientes desgraciada, insignificante, si tu vida
no tiene sentido, si no tiene música, poesía,
si está estancada, si es una carga, son síntomas evidentes
de que ya no vas por el buen camino.
El camino correcto es como acercarse a un hermoso
jardín. Puede que no lo veas, puede que todavía no esté
en tu campo de visión, pero sientes la fragancia,
empiezas a sentir el aire fresco, empiezas a oír
a los pájaros cantando en los lejanos árboles.
Todo está más verde, más vivo, vas acercándote al jardín.
Pero si todo está seco, inerte, si los árboles están
desnudos, no tienen hojas, no tienen flores,
si el camino es cada vez más polvoriento y sin frescor
-y sientes el calor y la transpiración-,
podrás saber que estás yendo hacia el desierto.
Eso es exactamente lo que ocurre en tu mundo interior.
Hay un desierto llamado "mente", y un jardín
llamado "corazón".
Si te diriges hacia el corazón todo está bien, porque
el corazón es el puente hacia tu ser.
El corazón no es la meta, pero es una clara señal de
que has dejado la mente a un lado, de que
has dejado el desierto atrás.
El corazón actúa de puente uniendo la mente con el ser.
A medida que avanzas por el camino del corazón,
las cosas se vuelven más bellas, más cariñosas.
Te rodea una nueva energía, una nueva vida,
como si fueses rejuveneciendo
en cada instante".
Osho