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Yo no saldré de casa
Atúrdanse otros en confeti y ruido, perdiéndose en vaivén de multitudes, pretendiendo asfixiar las inquietudes de mente triste o corazón herido.
Yo no saldré de casa. Consumido mi tiempo está de tales servidumbres, y ya enterré en sombríos ataúdes pasadas glorias, que son hoy olvido.
Te haré una noche prolongada, lejos del fárrago banal de los festejos, mezcla de calma, impulso y paroxismo.
Ruede enjambre de voces por la calle; en nuestro lecho, entre los dos, estalle muda bomba de paz y de erotismo.
Los Angeles, 27 de diciembre de 2007
Soneto Nº 1796 de Francisco Álvarez Hidalgo
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