De una manera u otra, todos hemos tenido experiencias difìciles en la vida.
Esto forma parte de nuestro viaje por esta tierra,
y aunque a menudo pensamos que "las cosas hubieran podido ser diferentes",
el hecho es que no podemos cambiar nuestro pasado.
Por otra parte, es una falacia que todo lo que nos sucede tenga su lado bueno;
existen cosas que dejan marcas muy difìciles de superar,
heridas que sangran mucho.
¿Cómo librarnos, entonces, de nuestras experiencias amargas?
Sólo existe una manera: viviendo el presente.
Entendiendo que, aunque no podamos cambiar el pasado,
sí podemos cambiar la próxima hora, lo que sucederá durante la tarde,
y las decisiones que tomaremos antes de dormir.
PAULO COELHO.