Si nos decimos a nosotros mismos que, pase lo que pase,
estamos bien y valemos, podemos cambiar con facilidad
nuestra vida.
Pero si nos decimos que estamos mal, nos resultará
enormemente difícil lograrlo.
Todos cambiamos, todos. Cada día es un nuevo día y
hacemos las cosas de manera algo diferente a como
lo hicimos el día anterior.
Nuestra capacidad para adaptarnosy avanzar con el proceso
de la vida es nuestro poder. En cierta manera todos
nos sentimos inseguros, porque somos humanos.
Aprendemos a no pretender que somos perfectos. La necesidad
de ser perfectos sólo nos crea una enorme presión, y nos impide
ver los aspectos de nuestra vida que necesitan curación.
En lugar de eso podríamos descubrir nuestras aptitudes creativas,
nuestra individualidad, y valorarnos por esas cualidades que
nos distinguen de los demás.
Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar
en la Tierra, papel que oscurecemos al criticarnos.
A/D