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General: EVANGELIO DE HOY Martes 16 DE ABRIL DE 2013
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De: campitos0 (Mensaje original) |
Enviado: 16/04/2013 23:02 |
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Lunes de la tercera semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 6,8-15. Esteban, hombre lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales milagrosas en medio del pueblo. Se le echaron encima algunos de la sinagoga llamada de los libertos y otros llegados de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia. Se pusieron a discutir con Esteban, pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Al no poder resistir a la verdad, sobornaron a unos hombres para que afirmaran: «Hemos oído hablar a este hombre contra Moisés y contra Dios.» Con esto alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los maestros de la Ley, llegaron de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín. Allí se presentaron testigos falsos que declararon: «Este hombre no cesa de hablar contra nuestro Lugar Santo y contra la Ley. Le hemos oído decir que Jesús el Nazareno destruirá este Lugar Santo y cambiará las costumbres que nos dejó Moisés.» En ese momento todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron los ojos en Esteban, y su rostro les pareció como el de un ángel.
Salmo 119(118),23-24.26-27.29-30. Aunque príncipes sesionen en mi contra, tu servidor meditará en tus maravillas. Tus testimonios son también mis delicias, tus preceptos son mis consejeros. Te expuse mis proyectos y me respondiste: enséñame tus preceptos. Haz que tome el camino de tus ordenanzas para que medite tus maravillas. Aleja de mí el camino engañador, y dame la gracia de tu Ley. He elegido el camino de la verdad, y tus juicios he deseado.
Evangelio según San Juan 6,22-29. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago se dio cuenta que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había subido con sus discípulos en la barca, sino que éstos se habían ido solos. Mientras tanto algunas lanchas de Tiberíades habían atracado muy cerca del lugar donde todos habían comido el pan. Al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió a las lanchas y se dirigieron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo al otro lado del lago, le preguntaron: «Rabbí (Maestro), ¿cómo has venido aquí?» Jesús les contestó: «En verdad les digo: Ustedes me buscan, no porque han visto a través de los signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el Hijo del hombre; él ha sido marcado con el sello del Padre.» Entonces le preguntaron: «¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?» Jesús respondió: «La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.»
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Comentario: Abbé Jacques Fortin (Alma (Quebec), Canadá)
Obrad (…) por el alimento que permanece para la vida eterna
Hoy, después de la multiplicación de los panes, la multitud se pone en busca de Jesús, y en su búsqueda llegan hasta Cafarnaúm. Ayer como hoy, los seres humanos han buscado lo divino. ¿No es una manifestación de esta sed de lo divino la multiplicación de las sectas religiosas, el esoterismo?
Pero algunas personas quisieran someter lo divino a sus propias necesidades humanas. De hecho, la historia nos revela que algunas veces se ha intentado usar lo divino para fines políticos u otros. Hoy, en el Evangelio proclamado, la multitud se ha desplazado hacia Jesús. ¿Por qué? Es la pregunta que hace Jesús afirmando: «Vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado» (Jn 6,26). Jesús no se engaña. Sabe que no han sido capaces de leer las señales del pan multiplicado. Les anuncia que lo que sacia al hombre es un alimento espiritual que nos permite vivir eternamente (cf. Jn 6,27). Dios es el que da ese alimento, lo da a través de su Hijo. Todo lo que hace crecer la fe en Él es un alimento al que tenemos que dedicar todas nuestras energías.
Entonces comprendemos por qué el Papa nos anima a esforzarnos para re-evangelizar nuestro mundo que frecuentemente no acude a Dios por los buenos motivos. En la constitución "Gaudium et Spes" ("La Iglesia en el mundo actual") los Padres del Concilio Vaticano II nos recuerdan: «Bien sabe la Iglesia que sólo Dios, al que ella sirve, responde a las aspiraciones más profundas del corazón humano, el cual nunca se sacia plenamente con solo los alimentos terrenos». Y nosotros, ¿por qué continuamos siguiendo a Jesús? ¿Qué es lo que nos proporciona la Iglesia? ¡Recordemos lo que dice el Concilio Vaticano II! ¿Estamos convencidos del bienestar que proporciona este alimento que podemos dar al mundo?
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