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General: Los Santos de hoy sábado 11 de mayo de 2013
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 11/05/2013 23:05
Los Santos de hoy sábado 11 de mayo de 2013
 Mayolo, Santo
Abad de Cluny, 11 de mayo
 Ignacio de Laconi, Santo
Capuchino, Mayo 11 
 Estela o Estrella, Santa
Virgen y Mártir, 11 de mayo
 Ceferino Namuncurá, Beato
Laico Saleciano, Mayo 11 
 Gangulfo, Santo
Laico, 11 de mayo
 Mocio, Santo
Presbítero y Mártir, 11 de mayo
 Gualterio, Santo
Presbítero, 11 de mayo 
 Gregorio Celli, Beato
Presbítero Agustino, Mayo 11 
 Alberto de Bérgamo, Beato
Terciario Dominico, Mayo 11 
 Francisco de Jerónimo, Santo
Presbítero Jesuita, Mayo 11 
 Juan Rochester, Beato
Presbítero y Mártir, Mayo 11
 Mamerto de Vienne, Santo
Obispo, 11 de mayo
 Mateo Le Van Gam, Santo
Mártir Laico, 11 de mayo 
 Antimo de Roma, Santo
Mártir, 11 de mayo 
 
 
 
 
 
Mayolo, Santo
Abad de Cluny, 11 de mayo
Mayolo, Santo
Mayolo, Santo

Abad de Cluny

Martirologio Romano: En Souvigny, de Borgoña, san Mayolo, abad de Cluny, quien, firme en la fe, seguro en la esperanza y repleto de una doble caridad, renovó numerosos monasterios de Francia e Italia (994)

Etimológicamente: Mayolo = Aquel nacido en el mes de mayo, es de origen latino.
Hijo de Foquer, señor rico y poderoso en Provenza. Mayolo o también Mayeul nació en el año 906, en la pequeña villa de Valenzola. Sus padres murieron pronto, cuando Mayolo era aún muy joven. Pronto le ronda por la cabeza el pensamiento de abandonar sus muchas posesiones y retirarse a la soledad; pero antes de tomar esta determinación le obligan a salir de sus tierras los sarracenos que van haciendo incursiones desde España. Esta es la razón de refugiarse en Mcon donde le conociera el obispo Bernon que le da la prebenda de un canonicato al ver sus buenas cualidades y disposiciones. Termina sus estudios en la entonces célebre escuela de Lyon de donde regresa para instruir en filosofía y teología al clero local, recibir el diaconado y ser nombrado arcediano, o sea, el primero del orden de los diáconos. Como el ministerio del diaconado lleva consigo preparar la mesa a los pobres, repartiéndoles las limosnas de la iglesia, su nuevo cargo le proporciona la ocasión de ejercitar la caridad limosnera de un modo poco común; de hecho, vende sus muebles, casas y tierras para repartirlos entre los más menesterosos, incrementando así las limosnas del obispo.

Quieren nombrarlo obispo de Besanzon a la muerte de Guifredo; pero se resiste y, temeroso de que se presenten otras ocasiones que no pueda declinar, se retira al claustro. Cluny la abadía recientemente fundada -en el 910, bajo la advocación de san Pedro apóstol y sometido a la autoridad del papa, por Guillermo, duque de Aquitania-, será su casa desde entonces, cuando su tercer abad es Aymardo. Se observa estrictamente la Orden de San Benito de Arriano. Allí le encargan de la biblioteca y le nombran apocrisario, una especie de legado para resolver asuntos fuera del convento y, de modo especial, los que se refieren a las relaciones con los nobles o los príncipes.

Pasa a ser abad de Cluny al quedarse Aymardo imposibilitado para el gobierno por la ceguera. Con el abad Mayolo es cuando la abadía más resplandece por su rectitud, disciplina y espíritu de reforma, volviéndose hacia ella los ojos de los príncipes, emperadores y papas.

La reforma propugnada por Cluny pasa a los monasterios de Alemania a petición del emperador Otón I y de la emperatriz Adelaida.

Las abadías de Marmontier de Turena, San German de Auxerre, Moutier-San-Juan, San Benito de Dijon y San Mauro de las Fosas, en las proximidades de París, conocen la reforma cluniacense en Francia. El mismo papa Benedicto VII encomienda al abad Mayolo la reforma del monasterio de Lerins. 

Fue toda una labor apasionante y pletórica realizada sólo en diez años. Claro está que nada de esto hubiera podido realizarse con un espíritu pusilánime o sin oración, sin penitencia y sin su piedad recia que incluía el tierno amor a Santa María como queda expresado en sus peregrinaciones a los santuarios de Nuestra Señora de Valay y de Loreto.

No todos los trabajos fueron ad intra propiciando la reforma de los buenos. Tuvo también escarceos apostólicos y proselitistas con los infieles sarracenos durante el tiempo en que le tuvieron preso, en Pont-Ouvrier, y de quienes fue rescatado por una fuerte suma de dinero que pudo reunirse entre los frailes y con las ayudas de amigos y ricos nobles conocidos.

El emperador Otón II quiso que fuera elegido papa, pero topó con su firme negativa.

Cansado de trabajos y pensando que su misión estaba concluida, propone se elija a su fiel discípulo Odilón para sucederle y renuncia a ser abad. Pero, aunque anciano ya, le queda todavía una última aventura reformadora; fue Hugo, el fundador de la dinastía de los Capetos, quien le pide como rey de Francia que regrese a París para introducir la reforma en la abadía de san Dionisio; no supo negarse, se puso en camino y muere en el intento generoso de mejorar ese monasterio para bien de la Iglesia; en Souvigni, el 11 de Mayo del año 994, casi nonagenario, muere el reformador Mayolo, uno de los hombres más eminentes de la cristiandad del siglo X, organizador insigne que preparó el estallido de vitalidad del siglo XI. Su figura se presenta magnífica en la escena del siglo de hierro en un mundo que estaba en construcción. Además de extender la Orden de Cluny en influencia y prestigio para reformar el mundo cristiano, su obra se extiende a otros aspectos de la vida social: construye y restaura, favorece las letras e introduce las ideas cristianas en los gobiernos de Alemania, de Francia y de Italia y, además, es incapaz de contemplar a un necesitado sin derramar lágrimas.

La abadía de Cluny, el templo mayor del mundo hasta que en el siglo XVI se construyó en Roma la basílica de san Pedro, que llegó a ser uno de los más importantes centros religiosos, que preparó decisivamente el camino a la reforma gregoriana y que se convirtió en potente foco de radiación del románico europeo, está convertida hoy en un montón de ruinas sólo recuperadas para la posteridad en el papel y el diseño. Se cerró y arrasó en el 1790 por la Revolución francesa. Se entiende que no todas las revoluciones son respetuosas con la cultura, ni con el arte, ni con la historia o que quizá existan más interpretaciones de historia, de arte y de cultura.


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De: campitos0 Enviado: 11/05/2013 23:06
Ignacio de Laconi, Santo
Capuchino, Mayo 11
 
Ignacio de Laconi, Santo
Ignacio de Laconi, Santo

Religioso Capuchino

Martirologio Romano: En Cagliari, en Cerdeña, san Ignacio de Laconi, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, quien por plazas y tabernas del puerto pedía incansablemente limosnas para socorrer las miserias de los pobres (1781). 

Etimológicamente: Ignacio = Aquel que es ardiente, es de origen latino.
Cuando San Francisco fundó los frailes menores no pensó, en una comunidad de sabios, sino de hombres que predicaran el Evangelio después de haberlo vivido en la pobreza más absoluta, en la obediencia y en la humildad, realizando aquella que los franciscanos llamarían conversión del corazón a la perfección evangélica, en la renuncia al pecado, a la riqueza y a cualquier propiedad terrena. En efecto, las únicas condiciones que San Francisco ponía a los primeros discípulos para ser admitidos era el despojo total de los bienes y el “servicio a los leprosos”. 

“Nosotros vemos mendigar todos los días por la ciudad a un santo viviente, que es un fraile laico de los Capuchinos y que se ha ganado con muchos milagros la veneración de sus compatriotas”: así escribía en 1773 el pastor protestante José Fues, capellán del batallón de infantería alemán al servicio del rey de Cerdeña. 

Ese santo viviente era el fraile capuchino Ignacio de Láconi, a quien los habitantes de Cagliari llamaban “padre santo”. Parafraseando una hermosa frase de Manzoni, ese humilde mendicante era como el mar que recibía el agua de todas partes y después la distribuía como lluvia, a toda la sierra. Francisco Ignacio Vicente Peis, segundo de nueve hermanos, nació en Láconi (Cerdeña) el 17 de noviembre de 1701. Los padres, pobres materialmente, pero ricos humana y cristianamente, le educaron en el cumplimiento de los preceptos cristianos.

Desde muy joven Ignacio practicaba severas mortificaciones. A los 20 años, después de haber escapado de dos peligros mortales, en cumplimiento de un voto se fue a Cagliari para entrar al convento capuchino del Buencamino. Pero por su delicada salud, no lo aceptaron inmediatamente. EL 10 de noviembre de 1721 ya vestía el sayal franciscano. Después del noviciado peregrinó durante quince años en varios conventos, y después fue llamado definitivamente al convento de Cagliari en donde se lo encargó de la limosna, que él cumplió con espíritu realmente franciscano: ejemplo vivo de pobreza, pero también de absoluta disponibilidad hacia los pobres, los necesitados de todo género, los “leprosos´ del espíritu más que del cuerpo, esto es, los pecadores, a muchos de los cuales él llevó al buen camino.

Dos años antes de su muerte, acaecida el 11 de mayo de 1781, quedó ciego, pero siguió observando escrupulosamente la vida común con todas las reglas del convento. Durante su vida fue dotado de extraordinarios carismas, y después de la muerte su fama de taumaturgo se difundió cada vez más con la repetición de los milagros que se obtenían por su intercesión. Pío XII lo beatificó en 1940, y lo canonizó el 21 de octubre de 1951.


 
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