Carta de Abraham Lincoln al colegio de su hijo:
Estimado profesor:
Él debe aprender que no todos los hombres son justos y veraces,
pero enséñele que por cada villano hay un héroe y que por cada
egoísta hay un líder dedicado y comprometido.
También enséñele que por cada enemigo existe un amigo y que vale
más una moneda ganada honradamente que una robada.
Enséñele a perder y a disfrutar correctamente de las victorias.
Aléjelo de la envidia y que conozca la alegría que reside en la silenciosa sonrisa.
Propicie en él la lectura de los buenos libros, sin que deje de soñar y
contemplar el cielo, los pájaros, las flores del campo y las maravillosas vistas de valles, lagos y montañas.
Enséñele a jugar sin violencia con sus amigos. Explíquele que vale más una derrota honrosa que una victoria vergonzosa. Que crea en si mismo
y en sus capacidades aunque quede solo y tenga que lidiar con el mundo entero.
Enséñele a ser gentil con los buenos y duro con los perversos.
Instrúyale para que no haga las cosas simplemente porque otros
las hacen y que ame los valores.
Que aprenda a escuchar a todos, pero que a la hora de la verdad,
decida por si mismo. Enséñele a sonreír y cuando esté triste, dígale
que, a veces, los hombres también lloran.
Enséñele a ignorar los gritos de las multitudes que sólo exigen derechos
sin pagar el costo de sus obligaciones. Enséñele a luchar por lo que crea justo.
Trátelo bien, pero no lo mime ni lo adule. Déjelo que se haga fuerte solo.
Incúlquele valor y coraje pero también paciencia, constancia y sobriedad.
Transmítale una fe firme y sólida en el Creador del Universo.
Sólo si tiene fe en si mismo la tendrá también en los hombres.
Sé que le pido mucho pero haga todo aquello que pueda.
Abraham Lincoln, 1830
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