¡Cuánto pesan las palabras!
¡lo que marcan nuestras vidas!
a veces suenan tan huecas
que al instante las olvidas,
otras son tan afiladas
que solo causan heridas,
¿cómo pueden las palabras
siendo etéreas, ser dañinas?
Lo son por su misma esencia
la misma del que las diga,
no hay mencion de la clemencia
siendo la boca enemiga.
Otras traen consigo amor
sin doblez de sentimiento
pues mitigan el dolor
y al cansado dan aliento;
restauran el interior
con sabio conocimiento
quitando en tí lo peor
llenan de paz ese hueco.
Nacidas del corazón
más que modulado aliento
son a la postre y sazón
el traje que llevas dentro.
A/D
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