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General: Los Santos de hoy martes 25 de junio de 2013
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Resposta  Mensagem 1 de 2 no assunto 
De: campitos0  (Mensagem original) Enviado: 27/06/2013 09:35
Los Santos de hoy martes 25 de junio de 2013
 Próspero de Aquitania, Santo
Monje, 25 de junio
 Guido Maramaldi, Beato
Confesor, 25 de junio
 Eurosia u Orosia de Jaca, Santa
Virgen y Mártir, 25 de junio
 Guillermo de Vercelli, Santo
Abad, 25 de junio
 Domingo Henares, Santo
Obispo y Mártir, 25 de junio
 Francisco Do Minh Chieu, Santo
Catequista y Mártir, 25 de junio
 Dorotea de Montau, Beata
Viuda, Junio 25 




Próspero de Aquitania, Santo
Monje, 25 de junio
 
Próspero de Aquitania, Santo
Próspero de Aquitania, Santo

Seglar

Martirologio Romano: Conmemoración de san Próspero de Aquitania, quien, versado en filosofía y en letras, llevó con su esposa una vida íntegra y modesta, y habiendo abrazado la vida monástica en Marsella, defendió enérgicamente contra los pelagianos la doctrina de san Agustín sobre la gracia divina y el don de la perseverancia, asumiendo después en Roma el servicio de secretario del papa san León I Magno. († c.463)
Si no fuera por sus escritos, todos marcados por la controversia semipelagiana, y por el testimonio del historiador Gennadio no sabríamos gran cosa de su vida que destaca por su virtud, por la perseverancia en la lucha por la ortodoxia y por el apasionamiento por la verdad. 

Parece ser que era natural de Aquitania y así se añade a su nombre, como apellido, el de su patria y vió la luz a finales del siglo IV. Debió recibir una buena y sólida formación y parece ser que frecuentó la compañía de los monjes que estaban en el monasterio de san Víctor, en Marsella, al sur de Francia. Consta que nunca entró en el mundo de los clérigos, siempre permaneció en el estado seglar y hay indicios prudentes que llevan a pensar que estuvo casado; de hecho, se le atribuye el «Poema de un esposo a su esposa» en cuyo caso no habría duda sobre su estado matrimonial e incluso se le podría aplicar la profundidad de pensamiento y las claras actitudes de vida cristiana que en él aparecen, pero no puede afirmarse con total seguridad por negar algún autor de peso la autoría prosperoniana del poema. 

Bien conocida es la controversia teológica suscitada en el siglo V por la desviada enseñanza de Pelagio contraria al pensar cristiano poseído pacíficamente en la Iglesia. La reacción de san Agustín -con toda clase de argumentos bíblicos y teológicos- no se hizo esperar en defensa de la fe y la sanción de los concilios de Cartago en los años 416 y 418 con la posterior aceptación del papa parecía haber solucionado para siempre el problema. Pero no fue así y es aquí donde entra en juego Próspero de Aquitania. 

Los monjes de san Víctor en Marsella empiezan a inficionar las Galias con un pelagianismo camuflado que enseña el abad Casiano, escritor y teólogo, secundado por sus monjes. Dice en sus «Colaciones» que admite la doctrina contra los pelagianos expuesta por san Agustín y aprobada por los concilios y los papas, pero sostiene con sus monjes que depende del hombre la primera elección que en términos teológicos se denominará desde entonces el «initium fidei». Este es el pensamiento teológico que en el siglo XVI recibirá el nombre de semipelagianismo. Próspero detecta el mal larvado y habla, y discute, y visita, y escribe a Agustín propiciando la escritura de los tratados maduros agustinianos «Sobre el don de la perseverancia» y «De la predestinación de los santos» que escribió, ya anciano, el obispo de Hipona. Es toda una controversia de alto nivel. Como es laico y su fuerza termina en su pobre persona, no cede en la verdad teológica y marcha a Roma para implicar en la defensa de la fe al mismo papa Celestino I que era ya un hombre avezado en este tipo de discusiones y escribió a los obispos galos pidiendo sometimiento al magisterio de la Iglesia recogido de san Agustín. 

Se trataba de intrincadas cuestiones que, en sus matices, son para especialistas teólogos y en las que los incautos son fácil presa al engaño. En juego está la idea de Dios y del hombre, el valor de la Redención y la necesidad de los sacramentos. No era poca cosa la que estaba sobre el tapete. Había que saber conciliar la evidencia del absoluto poder de Dios, su voluntad salvífica universal, y su absoluta libertad con la libertad del hombre que es un ser dependiente y el papel que le concierne en su propia salvación, correspondiendo personalmente a la gracia. Si se concedía excesivo protagonismo a la libertad humana se llegaba al extremo inaceptable de que el hombre puede llegar a la salvación sobrenatural por sus propias fuerzas; si, por el contrario, se acentuaba la absoluta dependencia del hombre con respecto a Dios, se hacía a Dios responsable de la condenación, cosa igualmente imposible. Llegar a la expresión técnica de la fe era cosa de preclaras inteligencias, grandes teólogos y extraordinarios santos. 

Muerto Casiano y fallecido también san Agustín, no se acabó la discusión entre los seguidores del fraile y tuvo que ser el laico o seglar Próspero quien mantuviera firme y alta la bandera de la ortodoxia. Que se sepa, escribió «La vocación de todos los gentiles», «Contra el autor de las Colaciones», «Sobre la Gracia y el libre albedrío» y «De los ingratos». 

Terminó sus días el seglar Próspero siendo secretario nada menos que del papa san León Magno y hasta se piensa que pudo poner su aportación en la Epístola Dogmática escrita a los Orientales para exponer magisterialmente el misterio de la Encarnación, declarando la unión Personal en Cristo contra la herejía de Nestorio y contra Eutiques y los monofisitas las dos naturalezas de Cristo. 

Murió después del año 455, sin que se pueda aventurar con más exactitud la fecha de su muerte en el actual estado de investigación. 

Da gusto ver en el siglo V la entrega de un laico sabio y santo responsable de su misión y puesto en la Iglesia sin renunciar al estado que Dios quiso para él. Aunque en aquella época no se hablaba aún de «promocionar al laicado», ni de «laicos comprometidos», se demuestra una vez más que, para cada uno en particular, la santidad no depende del modo de ser Iglesia en la Iglesia, sino de la fidelidad a la gracia de Dios y del esfuerzo por poner en juego todos los dones recibidos.


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De: campitos0 Enviado: 27/06/2013 09:36
Guido Maramaldi, BeatoConfesor, 25 de junio 
Guido Maramaldi, Beato
Guido Maramaldi, Beato

Confesor
No incluido en el actual Martirologio Romano

Fecha de beatificación: Culto confirmado en el año 1612 siedo Papa Pablo V.

Etimológicamente significa “el que guía y conoce todos los caminos”. Viene de la lengua alemana.

¡Que se regocije el corazón sencillo! ¡Dichoso quien tenga un corazón de niño! Todas las realidades de Dios están en él.

Guido fue un confesor del siglo XIV. Pertenecía a una familia de Nápoles de origen noble. Eran cuatro hermanos, y en todos ellos brillaba la flor de la sencillez, uno de los dones grandes que Dios concede a las personas que quieren serlo.
Uno fue un soldado valeroso; otro, un brillante hombre de gobierno y primer ministro de Nápoles; el tercero fue un arzobispo ejemplar de Bari y, más tarde, llegó a ser cardenal de la Iglesia.

El menos brillante a los ojos del mundo, era Guido. Escogió el camino de la humildad en lugar del sendero dela ambición.

Entró muy joven en la Orden de los Dominicos. Encontró dificultades para entrar por motivos de salud, mucho más que por causas familiares.

Una vez que entró en la Orden, se reveló como un dominico de primera línea en la predicación – lo típico de esta Orden – y por su virtud.

Fue el maestro del convento napolitano; después se marchó de misionero a tierras del Sur. 

En Sicilia adquirió una fama sensacional como un comunicador claro. 

Todo el mundo que le escuchaba, lo entendía todo. Sabía adaptarse a a los oyentes con el lenguaje adecuado.

En Ragusa fundó un nuevo convento. Fue nombrado por la Santa Sede Inquisidor de la fe en Nápoles. Lo ejerció con prudencia. Murió en el año 1391.


 
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