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General: EVANGELIO DE HOY SÁBADO 29 DE JUNIO DE 2013
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Resposta  Mensagem 1 de 2 no assunto 
De: campitos0  (Mensagem original) Enviado: 29/06/2013 19:06

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Solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles

Libro de los Hechos de los Apóstoles 12,1-11. 
Por aquel tiempo el rey Herodes decidió apresar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos.
Hizo matar a espada a Santiago, hermano de Juan,
y, al ver que esto agradaba a los ju díos, mandó detener también a Pedro: eran precisamente los días de la fiesta de los Panes Azimos.
Des pués de detenerlo lo hizo encerrar en la cárcel bajo la vigilancia de cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno, pues su intención era juzgarlo ante el pueblo después de la Pascua.
Y mientras Pedro era custodiado en la cárcel, toda la Iglesia oraba incesantemente por él a Dios.
Llegaba el día en que Herodes iba a hacerlo comparecer; aquella misma noche Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas, y otros guardias custodiaban la puerta de la cárcel.
De repente la celda se llenó de luz: ¡estaba el ángel del Señor! El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó diciéndole: «¡Levántate en seguida!» Y se le cayeron las cadenas de las manos.
El ángel le dijo en seguida: «Ponte el cinturón y las sandalias.» Así lo hizo, y el ángel agregó: «Ponte el manto y sígueme.»
Pedro salió tras él; no se daba cuenta de que lo que estaba ocurriendo con el ángel era realidad, y todo le parecían visiones.
Pasaron la primera y la segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió sola. Salieron y se metieron por un callejón, y de repente lo dejó el ángel.
Entonces Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora no cabe duda: el Señor ha enviado a su ángel para rescatarme de las manos de Herodes y de todo lo que proyectaban los judíos contra mí.»


Salmo 34(33),2-3.4-5.6-7.8-9. 
Bendeciré al Señor en todo tiempo, 
no cesará mi boca de alabarlo.
Mi alma se gloría en el Señor: 
que lo oigan los humildes y se alegren.

Engrandezcan conmigo al Señor 
y ensalcemos a una su nombre.
Busqué al Señor y me dio una respuesta 
y me libró de todos mis temores.

Mírenlo a él y serán iluminados 
y no tendrán más cara de frustrados.
Este pobre gritó y el Señor lo escuchó, 
y lo salvó de todas sus angustias.

El ángel del Señor hace sus rondas 
junto a los que le temen y los guarda.
Gusten y vean cuán bueno es el Señor 
¡dichoso aquel que busca en él asilo!



Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 4,6-8.17-18. 
En cuanto a mí, estoy a punto de sacrificar mi vida y se acerca el momento de mi partida.
He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que me confiaron.
Sólo me queda recibir la corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo; y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa.
Pero el Señor estuvo conmigo llenándome de fuerza, para que el mensaje fuera proclamado por medio de mí y llegara a oídos de todos los paganos; y quedé libre de la boca del león.
El Señor me librará de todo mal y me salvará llevándome a su reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Evangelio según San Mateo 16,13-19. 
Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?»
Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.»
Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.»
Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.
Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»

 
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De: campitos0 Enviado: 29/06/2013 19:07

Comentario: Mons. Pere TENA i Garriga Obispo Auxiliar Emérito de Barcelona (Barcelona, España)

Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo

Hoy es un día consagrado por el martirio de los apóstoles san Pedro y san Pablo. «Pedro, primer predicador de la fe; Pablo, maestro esclarecido de la verdad» (Prefacio). Hoy es un día para agradecer la fe apostólica, que es también la nuestra, proclamada por estas dos columnas con su predicación. Es la fe que vence al mundo, porque cree y anuncia que Jesús es el Hijo de Dios: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Las otras fiestas de los apóstoles san Pedro y san Pablo miran a otros aspectos, pero hoy contemplamos aquello que permite nombrarlos como «primeros predicadores del Evangelio» (Colecta): con su martirio confirmaron su testimonio.

Su fe, y la fuerza para el martirio, no les vino de su capacidad humana. No fue ningún hombre de carne y sangre quien enseñó a Pedro quién era Jesús, sino la revelación del Padre de los cielos (cf. Mt 16,17). Igualmente, el reconocimiento “de aquel que él perseguía” como Jesús el Señor fue claramente, para Saulo, obra de la gracia de Dios. En ambos casos, la libertad humana que pide el acto de fe se apoya en la acción del Espíritu.

La fe de los apóstoles es la fe de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. Desde la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo, «cada día, en la Iglesia, Pedro continúa diciendo: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!’» (San León Magno). Desde entonces hasta nuestros días, una multitud de cristianos de todas las épocas, edades, culturas, y de cualquier otra cosa que pueda establecer diferencias entre los hombres, ha proclamado unánimemente la misma fe victoriosa.

Por el bautismo y la confirmación estamos puestos en el camino del testimonio, esto es, del martirio. Es necesario que estemos atentos al “laboratorio de la fe” que el Espíritu realiza en nosotros (Juan Pablo II), y que pidamos con humildad poder experimentar la alegría de la fe de la Iglesia.

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