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General: EVANGELIO DE HOY VIERNES 23 DE AGOSTO DE 2013
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Rispondi  Messaggio 1 di 2 di questo argomento 
Da: campitos0  (Messaggio originale) Inviato: 23/08/2013 22:39

Imagen4La_InmaculadaP.jpg picture by ALMAIRENE5

 

 

animacion21.gif picture by GAVIOTALIBERTAD

Viernes de la vigésima semana del tiempo ordinario

Libro de Rut 1,1-2a.3-6.14b-16.22. 
Durante el tiempo de los Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de Belén de Judá emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos. 
El hombre se llamaba Elimélec, su esposa Noemí, y sus dos hijos, Majlón y Quilión: eran efrateos, de Belén de Judá. Una vez llegados a los campos de Moab, se establecieron allí. 
Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos. 
Estos se casaron con mujeres moabitas - una se llamaba Orpá y la otra Rut - y así vivieron unos diez años. 
Pero también murieron Majlón y Quilión, y Noemí se quedó sola, sin hijos y sin esposo. 
Entonces se decidió a volver junto con sus nueras, abandonando los campos de Moab, porque se enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había proporcionado alimento. 
Ellas volvieron a prorrumpir en sollozos, pero al fin Orpá despidió a su suegra con un beso, mientras que Rut se quedó a su lado. 
Noemí le dijo: "Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú también con ella". 
Pero Rut le respondió: "No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 
Así regresó Noemí con su nuera, la moabita Rut, la que había venido de los campos de Moab. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada. 


Salmo 146(145),5-6.7.8-9a.9bc-10. 
Dichoso aquel que al Dios de Jacob 
tiene de ayuda 
y pone su esperanza en el Señor, su Dios, 
en el que hizo los cielos y la tierra, 
el mar y todo cuanto ellos encierran. 
El su lealtad conserva siempre, 

y su justicia da a los oprimidos, 
proporciona su pan a los hambrientos. 
El Señor deja libres a los presos. 
el Señor da la vista a los ciegos, 
el Señor endereza a los encorvados, 
el Señor ama a los justos; 

da el Señor protección al forastero, 

y reanima al huérfano y a la viuda, 
mas desvía el camino de los malvados. 
El Señor reina para siempre, 
tu Dios, Sión, de generación en generación. 
¡Aleluya! 



Evangelio según San Mateo 22,34-40. 
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar, 
y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: 
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". 
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. 
Este es el más grande y el primer mandamiento. 
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".


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Da: campitos0 Inviato: 23/08/2013 22:40

Comentario: Rev. D. Pere CALMELL i Turet (Barcelona, España)

Amarás al Señor, tu Dios... Amarás a tu prójimo

Hoy, el maestro de la Ley le pregunta a Jesús: «¿Cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» (Mt 22,36), el más importante, el primero. La respuesta, en cambio, habla de un primer mandamiento y de un segundo, que le «es semejante» (Mt 22,39). Dos anillas inseparables que son una sola cosa. Inseparables, pero una primera y una segunda, una de oro y la otra de plata. El Señor nos lleva hasta la profundidad de la catequesis cristiana, porque «de estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas» (Mt 22,40).

He aquí la razón de ser del comentario clásico de los dos palos de la Cruz del Señor: el que está cavado en tierra es la verticalidad, que mira hacia el cielo a Dios. El travesero representa la horizontalidad, el trato con nuestros iguales. También en esta imagen hay un primero y un segundo. La horizontalidad estaría a nivel de tierra si antes no poseyésemos un palo derecho, y cuanto más queramos elevar el nivel de nuestro servicio a los otros —la horizontalidad— más elevado deberá ser nuestro amor a Dios. Si no, fácilmente viene el desánimo, la inconstancia, la exigencia de compensaciones del orden que sea. Dice san Juan de la Cruz: «Cuanto más ama un alma, tanto más perfecta es en aquello que ama; de aquí que esta alma, que ya es perfecta, toda ella es amor y todas sus acciones son amor».

Efectivamente, en los santos que conocemos vemos cómo el amor a Dios, que saben manifestarle de muchas maneras, les otorga una gran iniciativa a la hora de ayudar al prójimo. Pidámosle hoy a la Virgen Santísima que nos llene del deseo de sorprender a Nuestro Señor con obras y palabras de afecto. Así, nuestro corazón será capaz de descubrir cómo sorprender con algún detalle simpático a los que viven y trabajan a nuestro lado, y no solamente en los días señalados, que eso lo sabe hacer cualquiera. ¡Sorprender!: forma práctica de pensar menos en nosotros mismos.



 
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