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General: EVANGELIO DE HOY JUEVES 17 DE OCTUBRE DEL 2013
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 17/10/2013 10:51
 
 
 
 

 

Jueves de la vigésima octava semana del tiempo ordinario

Carta de San Pablo a los Romanos 3,21-30. 
Pero ahora, sin la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas: 
la justicia de Dios, por la fe en Jesucristo, para todos los que creen. Porque no hay ninguna distinción: 
todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 
pero son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús. 
El fue puesto por Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, gracias a la fe. De esa manera, Dios ha querido mostrar su justicia: 
en el tiempo de la paciencia divina, pasando por alto los pecados cometidos anteriormente, y en el tiempo presente, siendo justo y justificado a los que creen en Jesús. 
¿Qué derecho hay entonces para gloriarse? Ninguna. Pero, ¿en virtud de qué ley se excluye ese derecho? ¿Por la ley de las obras? No, sino por la ley de la fe. 
Porque nosotros estimamos que el hombre es justificando por la fe, sin las obras de la Ley. 
¿Acaso Dios es solamente el Dios de los judíos? ¿No lo es también de los paganos? Evidentemente que sí, 
porque no hay más que un solo Dios, que justifica por medio de la fe tanto a los judíos circuncidados como a los paganos incircuncisos. 


Salmo 130(129),1-2.3-4.5-6. 
Desde el abismo clamo a ti, Señor,
¡Señor, escucha mi voz! 
que tus oídos pongan atención 
al clamor de mis súplicas!

Señor, si no te olvidas de las faltas, 
Adonai, ¿quién podrá subsistir?
Pero de ti procede el perdón, y así se te venera.
Espero, Señor, mi alma espera, 
confío en tu palabra;

mi alma cuenta con el Señor, 
más que con la aurora el centinela.


Evangelio según San Lucas 11,47-54. 
¡ Ay de ustedes, que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres han matado! 
Así se convierten en testigos y aprueban los actos de sus padres: ellos los mataron y ustedes les construyen sepulcros. 
Por eso la Sabiduría de Dios ha dicho: Yo les enviaré profetas y apóstoles: matarán y perseguirán a muchos de ellos. 
Así se pedirá cuanta a esta generación de la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde la creación del mundo: 
desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue asesinado entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que a esta generación se le pedirá cuenta de todo esto. 
¡Ay de ustedes, doctores de la Ley, porque se han apoderado de la llave de la ciencia! No han entrado ustedes, y a los que quieren entrar, se lo impiden". 
Cuando Jesús salió de allí, los escribas y los fariseos comenzaron a acosarlo, exigiéndole respuesta sobre muchas cosas 
y tendiéndole trampas para sorprenderlo en alguna afirmación.

 

 

 
FONDO BY ZARA
 
 
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 17/10/2013 10:51

Comentario: Rev. D. Pedro-José YNARAJA i Díaz (El Montanyà, Barcelona, España)

¡(...) edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron!

Hoy, se nos plantea el sentido, aceptación y trato dado a los profetas: «Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán» (Lc 11,49). Son personas de cualquier condición social o religiosa, que han recibido el mensaje divino y se han impregnado de él; impulsados por el Espíritu, lo expresan con signos o palabras comprensibles para su tiempo. Es un mensaje transmitido mediante discursos, nunca halagadores, o acciones, casi siempre difíciles de aceptar. Una característica de la profecía es su incomodidad. El don resulta molesto para quien lo recibe, pues le escuece internamente, y es incómodo para su entorno, que hoy, gracias a Internet o los satélites, puede extenderse a todo el mundo.

Los contemporáneos del profeta pretenden condenarlo al silencio, lo calumnian, lo desacreditan, así hasta que muere. Llega entonces el momento de erigirle el sepulcro y de organizarle homenajes, cuando ya no molesta. No faltan actualmente profetas que gozan de fama universal. La Madre Teresa, Juan XXIII, Monseñor Romero... ¿Nos acordamos de lo que reclamaban y nos exigían?, ¿ponemos en práctica lo que nos hicieron ver? A nuestra generación se le pedirá cuentas de la capa de ozono que ha destruido, de la desertización que nuestro despilfarro de agua ha causado, pero también del ostracismo al que hemos reducido a nuestros profetas.

Todavía hay personas que se reservan para ellas el “derecho de saber en exclusiva”, que lo comparten —en el mejor de los casos— con los suyos, con aquellos que les permiten continuar aupados en sus éxitos y su fama. Personas que cierran el paso a los que intentan entrar en los ámbitos del conocimiento, no sea que tal vez sepan tanto como ellos y los adelanten: «¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido» (Lc 11,52).

Ahora, como en tiempos de Jesús, muchos analizan frases y estudian textos para desacreditar a los que incomodan con sus palabras: ¿es éste nuestro proceder? «No hay cosa más peligrosa que juzgar las cosas de Dios con los discursos humanos» (San Juan Crisóstomo).



 
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