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General: Los Santos de hoy viernes 1 de noviembre de 2013
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Réponse  Message 1 de 2 de ce thème 
De: campitos0  (message original) Envoyé: 03/11/2013 13:55
Los Santos de hoy viernes 1 de noviembre de 2013

 Fiesta de Todos los Santos
Celebramos a las personas que han llegado al cielo, conocidas y desconocidas. 1 de noviembre
 Benigno de Dijón, Santo
Presbítero y Mártir, 1 de noviembre
 Rainero de Santosepulcro, Santo
Confesor, 1 de noviembre
 María Clara del Niño Jesús, Beata
Fundadora, 1 de diciembre
 Licinio (Lucinio) de Angers, Santo
Obispo, 1 de noviembre
 Nuño de Santa Maria Alvares Pereira, Santo
Religioso Carmelita, 1 de noviembre
 Austremonio de Armenia, Santo
Obispo, 1 Noviembre
 Cesario de Terracina, Santo
Mártir, 1 Noviembre
 Juan y Jacobo de Persia, Santos
Mártires, 1 Noviembre
 Jerónimo Hermosilla, Santo
Mártir dominico, 1 Noviembre
 Marcelo de París, Santo
Obispo, 1 Noviembre
 Pedro Almató Ribera, Santo
Mártir, 1 Noviembre
 Teodor Romza, Beato
Obispo y mártir, 1 Noviembre
 Valentín de Berri Otxoa, Santo
Obispo y mártir, 1 de noviembre
 Vigor de Bayeux, Santo
Obispo, 1 Noviembre
 Rupert Mayer, Beato
Se opuso al nazismo, 1 Noviembre
 Omar (Audomaro), Santo
Obispo, 1 de noviembre 



Benigno de Dijón, Santo
Presbítero y Mártir, 1 de noviembre
 
Benigno de Dijón, Santo
Benigno de Dijón, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Dijón, en la Galia Lugdunense (Francia), san Benigno, venerado como presbítero y mártir. 

Etimológicamente: Benigno = Aquel que actúa con Benevolencia, es de origen latino.
En su libro De gloria martyrum habla San Gregorio de Tours de un santo de Dijon, llamado Benigno. Existía allí el sepulcro del santo y era venerado por los fieles, los cuales afirmaban recibir favores divinos mediante sus plegarias en el sepulcro del santo. Éste era un bello y antiguo sepulcro, tanto, que le dio sospechas al obispo Gregorio de Tongres (f 539) de que se tratase de una tumba pagana y lo puso en contra del culto que allí se tributaba, pero una revelación vino a certificarle de la autenticidad cristiana de la tumba, y entonces se tomó la decisión de erigir sobre la cripta una basílica, junto a la cual se construye además una abadía que con el tiempo se haría famosa. Y parece que es de ese tiempo la Passio S. Benigni, tenida hoy por puramente imaginativa, y sin que los datos que contiene merezcan fe histórica. Según esta passio Benigno era un sacerdote enviado por San Policarpo de Esmirna y que luego de predicar el evangelio y por haberlo hecho fue arrestado, amenazado, atormentado y maltratado de varios modos para que apostatara, pero, no lográndose este objetivo, fue aherrojado primero en un calabozo y finalmente sacrificado. El nuevo Martirologio retiene la memoria del santo limitándose a decir que "es venerado como presbítero y mártir", pero sin afirmar que sepamos con certeza que lo fuera. Ya el Martirologio jeronimiano señalaba su memoria el 1 de noviembre.

AÑO CRISTIANO Edición 2005
Autores: Lamberto de Echeverría (†), Bernardino Llorca (†) y José Luis Repetto Betes
Editorial: Biblioteca de Autores Católicos (BAC)
Tomo XI Noviembre ISBN 84-7914-845-4


San Benigno en la Enciclopedia Católica

Mártir honrado como santo patrón y primer precursor del cristianismo de Dijón, una ciudad antigua en el territorio de la tribu galicana de los Lingones (civitas Lingonum, Langres). Es un hecho histórico que Benigno sufrió el martirio en una persecución en el siglo III y fue honrado públicamente como un mártir. Su fiesta se celebra el 1 de noviembre, su nombre se halla bajo esta fecha según el llamado Martirologio de San Jerónimo (ed. Rossi-Duchesne; cf. Acta SS., noviembre, I1, 138). A principios del siglo VI en Dijon no se conocían pormenores concernientes a la persona ni a la vida de Benigno. Según Gregorio de Tours la gente sencilla reverenciaba su tumba; pero el obispo Gregorio de Langres (507 o 507-539 ó 540) deseaba poner fin a dicha veneración, porque él creía que la tumba pertenecía a un pagano. Habiendo visto en una visión nocturna que la tumba pertenecía al santo mártir Benigno, hizo restaurar la tumba donde yacía el sarcófago, y construyó una basílica sobre ella. Por ese tiempo hubo una aparición repentina de Actas del martirio del santo, que fueron traídas a Dijon por un peregrino en su camino hacia Italia. Estos relatos no tienen base histórica; de acuerdo a ellas San Policarpo de Esmirna había enviado a Benigno como misionero a Dijon, donde trabajó como sacerdote y finalmente murió como mártir. Por alguna razón desconocida su muerte es situada en las persecuciones bajo el mando de Aureliano (270-275). El autor no se había percatado que el envío de Policarpo y su martirio bajo Aureliano son cronológicamente irreconciliables. Duchesne ha probado que estos "Actos" pertenecen a otro grupo completo de leyendas que emergieron en los primeros años del siglo VI, y que pretendían describir los comienzos del cristianismo en las ciudades de esa región (Besançon, Autun Langres, Valencia). Todas son falsificaciones de una misma mano y no poseen ningún valor histórico. 

¡Felicidades a quien lleve este nombre!
 



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De: campitos0 Envoyé: 03/11/2013 13:56
Valentín de Berri Otxoa, Santo
Obispo y mártir, 1 de noviembre
 
Valentín de Berri Otxoa, Santo
Valentín de Berri Otxoa, Santo

Obispo y Mártir Dominico

Martirologio Romano: En la ciudad de Hai Duong, en Tonquín, santos mártires Jerónimo Hermosilla y Valentían Barrio Ochoa, obispos, y Pedro Almató Ribeira, presbíteros de la Orden de Predicadores, que fueron decapitados por orden del emperador Tu Duc (1861).


Etimológicamente: Valentín = Aquel que tiene buena salud y es vigoroso, es de origen latino.

El 14 de febrero de 1827 nace Valentín en la villa vizcaína de Elorrio, hijo de Juan Isidro de Berrio-Otoxa y de Mónica de Arizti y Belar.

Nada extraordinario queda registrado con respecto a su nacimiento o a sus primeros años de vida. Es un niño más en un pueblo vizcaíno de comienzos del siglo XIX: primeros pasos en la escuela (parece que es un muchacho despierto, inteligente, ávido de saber), ayuda a su padre en la carpintería, participa de los juegos de pelota en el frontón, presta servicio de monaguillo en el convento de las dominicas de Santa Ana, en Elorrio, y aprende a tocar el txistu y a bailar el aurresku, como todos los jóvenes de su época.

Su tarea de monaguillo le pone en contacto con la Orden, y a través del capellán de aquel monasterio conoce las historias de los misioneros en tierras lejanas. Con tal motivo muestra por primera vez su interés por ser fraile dominico. 

Valentín pasa su adolescencia en su casa ayudando a su padre a sacar adelante a la familia contribuyendo con su trabajo en la carpintería.

A los 15 años le dice a su padre que quiere ser sacerdote. La economía familiar no está para alegrías y debe quedarse: se le necesita en la carpintería. Así pasan tres años. En otoño de 1845 ingresa por fin en el seminario de Logroño donde recibe su primera formación en filosofía y teología. A los cinco años, su padre le reclama: no puede seguir costeando sus estudios en el seminario.

En 1850 el curso en el seminario comienza con Valentín en su casa. Sus formadores y profesores no están conformes. No pueden dejar perder un buen alumno y un buen sacerdote sólo por motivos económicos.

Así que Valentín regresa, y en poco tiempo recibe los ministerios y la posibilidad de costearse sus estudios con su trabajo. En 1851 es ordenado sacerdote.

Durante dos años desempeña tareas apostólicas tanto en el seminario, como director espiritual, como en varias parroquias de la ciudad.

Su carácter jovial y su entrega a los demás comienza a ser apreciada y valorada entre sus feligreses.

Sigue dándole vueltas a la idea de ser fraile dominico. Tras unos ejercicios espirituales y después de mucho pensar, Valentín marcha en 1853 al noviciado de Ocaña, único convento dominicano que podía recibir novicios en aquellos años. No le cuenta nada a sus padres hasta haber entrado en la Orden.

Tras un año de noviciado pasará dos años mas en Ocaña estudiando, predicando, orando, haciendo suyo el estilo de vida de los dominicos y preparándose para la labor misional.

En 1856 parte para Sevilla con otros 8 dominicos. Desde allí se dirigirán a Cádiz para embarcar hacia Manila, donde llegarán en junio de 1857. Allí permanece seis meses estudiando el idioma anamita para ir a predicar a Tonkin, el actual Vietnam.

El viaje que le llevaría a su destino se alargó durante tres meses. Eran tiempos de persecución en los que el pillaje, la destrucción de Iglesias y el apresamiento, tortura y asesinato de frailes y catequistas se intensificaba. Valentín se encuentra con Melchor García Sampedro y con Jerónimo Hermosilla, ambos dominicos y obispos. La vida de los misioneros es dura: miedo, clandestinidad, huída constante, austeridad. 

Escribe cartas a su madre para contarles lo que pasa, siempre suavizándolo para que no se preocupen demasiado. Se está, se están jugando la vida. El obispo Sampedro le elige como su sucesor. Valentín acepta a regañadientes. No podía negarse, la disponibilidad era una de las características más propias de su carácter. Pero...ser obispo significaba en esas circunstancias convertirse en continuador de los apóstoles, predicador y testigo del Evangelio en tiempos inclementes, despiadados, animador de comunidades perseguidas, de cristianos que con la fe se jugaban la vida. 

Tres años duró su ministerio. Años de huídas, hambre, disfraces, noticias de muertes y apresamientos, redacción de cartas e informes dando cuenta de tanto dolor, de tanta miseria, también de tanta esperanza recia y probada. Valentín es un relator fiel de lo que sucede.

Sus cartas son un testimonio de primera mano y rico en detalles sobre la violencia padecida por las comunidades y los frailes que las atienden. Él también es denunciado y apresado con Hermosilla, un catequista y otro dominico de origen catalán.

El ritual es conocido: interrogatorio, tortura, invitación a la delación, renuncia a la fe. También el resultado: condena a muerte por decapitación. La sentencia se cumple el 1 de noviembre de 1861. Valentín tenía 34 años. 

El resto fue fácil. La noticia del martirio corrió con rapidez. Se solicitó el traslado de los restos del mártir a Elorrio, a donde llegaron en 1886, para ser enterrados en la parroquia de esa localidad.

Nada extraordinario hay en toda esta historia. Ningún hecho espectacular jalona esta vida, de por sí toda ella, en su conjunto extraordinaria. Extraordinaria por su sencillez, por la hondura de sus convicciones, por el arraigo de su fe, por la nobleza y rectitud de su carácter. Pero sobre todo, y este es quizá uno de sus rasgos más notables de su semblanza, por lo profundo e irrenunciable de su compasión: “se me saltan las lágrimas cuando veo a un hombre sufrir”.


 
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