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General: EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 6 DE NOVIEMBRE DEL 2013
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 06/11/2013 23:49




Miércoles de la trigésima primera semana del tiempo ordinario

Carta de San Pablo a los Romanos 13,8-10. 
Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. 
Porque los mandamientos: No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquier otro, se resumen en este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 
El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley. 


Salmo 112(111),1-2.4-5.9. 
¡Aleluya! 
¡Feliz el hombre que teme al Señor 
y valora mucho sus mandamientos!
Su semilla será pujante en el país, 
los retoños del hombre bueno serán benditos.

Brilla como luz en las tinieblas 
para los de recto corazón; 
él comprende, es clemente y justo.
Le va bien al compasivo y que presta, 
y lleva sus negocios en conciencia,

Es generoso en dar a los pobres, 
su honradez permanece para siempre, 
su cuerno aumenta en gloria.


Evangelio según San Lucas 14,25-33. 
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: 
"Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. 
El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. 
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? 
No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 
'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'. 
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? 
Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. 
De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: campitos0 Enviado: 06/11/2013 23:50

Comentario: Rev. D. Joan GUITERAS i Vilanova (Barcelona, España)

El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío

Hoy contemplamos a Jesús en camino hacia Jerusalén. Allí entregará su vida para la salvación del mundo. «En aquel tiempo, caminaba con Jesús mucha gente» (Lc 14,25): los discípulos, al andar con Jesús que les precede, deben aprender a ser hombres nuevos. Ésta es la finalidad de las instrucciones que el Señor expone y propone a quienes le siguen en su ascensión a la “Ciudad de la paz”.

Discípulo significa “seguidor”. Seguir las huellas del Maestro, ser como Él, pensar como Él, vivir como Él... El discípulo convive con el Maestro y le acompaña. El Señor enseña con hechos y palabras. Han visto claramente la actitud de Cristo entre el Absoluto y lo relativo. Han oído de su boca muchas veces que Dios es el primer valor de la existencia. Han admirado la relación entre Jesús y el Padre celestial. Han visto la dignidad y la confianza con la que oraba al Padre. Han admirado su pobreza radical.

Hoy el Señor nos habla en términos claros. El auténtico discípulo ha de amar con todo su corazón y toda su alma a nuestro Señor Jesucristo, por encima de todo vínculo, incluso del más íntimo: «Si alguno viene donde mí y no odia (…) hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,26-27). Él ocupa el primer lugar en la vida del seguidor. Dice san Agustín: «Respondamos al padre y a la madre: ‘Yo os amo en Cristo, no en lugar de Cristo’». El seguimiento precede incluso al amor por la propia vida. Seguir a Jesús, al fin y al cabo, comporta abrazar la cruz. Sin cruz no hay discípulo.

La llamada evangélica exhorta a la prudencia, es decir, a la virtud que dirige la actuación adecuada. Quien quiere construir una torre debe calcular si podrá afrontar el presupuesto. El rey que ha de combatir decide si va a la guerra o pide la paz después de considerar el número de soldados de que dispone. Quien quiere ser discípulo del Señor ha de renunciar a todos sus bienes. ¡La renuncia será la mejor apuesta!


 
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