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General: Los Santos de hoy lunes 4 de noviembre de 2013
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: campitos0  (Mensaje original) Enviado: 04/11/2013 23:01
Los Santos de hoy lunes 4 de noviembre de 2013
 Carlos Borromeo, Santo
Arzobispo de Milán, Noviembre 4
 Elena Enselmini, Beata
Virgen Clarisa, Noviembre 4
 Felix de Valois, Santo
Trinitario, Noviembre 4
 Amancio, Santo
Obispo de Rodez, Noviembre 4
 Francisca de Amboise, Beata
Religiosa Carmelita, Noviembre 4
 Emerico de Hungría, Beato
Principe, Noviembre 4
 Vidal y Agrícola, Santos
Protomártires boloñeses, Noviembre 4
 Felix de Valois, Santo
Trinitario, Noviembre 4
 Otros Santos y Beatos
Completando el santoral de este día, Noviembre 4
 Teresa Manganiello, Beata
Terciaria Franciscana, 4 de noviembre

 

 

 

Carlos Borromeo, Santo
Arzobispo de Milán, Noviembre 4
 
Carlos Borromeo, Santo
Carlos Borromeo, Santo

Cardenal Arzobispo de Milán


Martirologio Romano: Memoria de san Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, fue en esta sede un verdadero pastor fiel, preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo, y para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer (1584)

Etimología: Carlos = Aquel que es dotado de noble inteligencia, es de origen germánico

La gigantesca estatua que sus conciudadanos le dedicaron en Arona, sobre el Lago Mayor en el norte de Italia, expresa muy bien la gran estatura humana y espiritual de este santo activo, bienhechor y comprometido en todos los campos del apostolado cristiano. 
Había nacido en 1538. Sobrino del Papa Pío IV, fue creado cardenal diácono cuando sólo tenía 21 años. El mismo Papa lo nombró secretario de Estado, siendo el primero que desempeñó este cargo en el sentido moderno. Aún permaneciendo en Roma para dirigir los asuntos, tuvo el privilegio de poder administrar desde lejos la arquidiócesis de Milán.

Cuando murió su hermano mayor, renunció definitivamente al título de conde y a la sucesión, y prefirió ser ordenado sacerdote y obispo a los 24 años de edad. Dos años después, muerto el Papa Pío IV, Carlos Borromeo dejó definitivamente Roma y fue recibido triunfalmente en la sede episcopal de Milán, en donde permaneció hasta la muerte, cuando tenía sólo 46 años. 

En una diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria, Carlos estaba presente en todas partes. Su escudo llevaba un lema de una sola palabra: “Humilitas”, humildad. No era una simple curiosidad heráldica, sino una elección precisa: él, noble y riquisimo, se privaba de todo y vivía en contacto con el pueblo para escuchar sus necesidades y confidencias. Fue llamado “padre de los pobres”, y lo fue en el pleno sentido de la palabra. Empleó todos sus bienes en la construcción de hospitales, hospicios y casas de formación para el clero.

Se comprometió en llevar adelante las reformas sugeridas por el concilio de Trento, del que fue uno de los principales actores. Animado por un sincero espíritu de reforma, impuso una rígida disciplina al clero y a los religiosos, sin preocuparse por las hostilidades que se iban formando en los que no querían renunciar a ciertos privilegios que brindaba la vida eclesiástica y religiosa. Fue blanco de un atentado mientras rezaba en la capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente a su atacante.

Durante la larga y terrible epidemia que estalló en 1576, viajó a todos los rincones de su diócesis. Empleó todas las energías y su caridad no conoció límites. Pero su robusta naturaleza tuvo que ceder ante el peso de tanta fatiga. Murió el 3 de noviembre de 1584. Fue canonizado en 1610 por el Papa Pablo V.


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De: campitos0 Enviado: 04/11/2013 23:02
Elena Enselmini, Beata
Virgen Clarisa, Noviembre 4
 
Elena Enselmini, Beata
Elena Enselmini, Beata

Virgen Clarisa

Martirologio Romano: En Padua, en la región de Venecia, beata Elena Enselmini, virgen de la Orden de las Clarisas, que sufrió con admirable paciencia multitud de dolores y hasta la pérdida del habla (1242).

Etimología: Elena = Aquella que brilla como una antorcha, de la lengua griega

La suerte viene en nuestra ayuda con un documento de importancia excepcional, conservado en la Biblioteca Antoniana, el Códice 559, que describe las vidas de san Antonio, del beato Antonio Manzoni y de la beata Elena Enselmini. Las compuso entre los años 1433 y 1437 el notario Sicco Polentone, archivero municipal, filósofo, astrólogo, literario y escritor de numerosas obras, una de las personalidades más destacadas de la Padua humanista del siglo XV. 

El código, copiado con elegante escritura en 1439 por el conventual fray Giacomo, "era considerado -dice el padre Ruggero Lotto- un "best seller" del siglo XV y, aunque no es obra de alto nivel, no deja de ser un interesante documento de sociología religiosa, del que emana la mansa luz de una simpática joven santa, a la que nos sentimos afectuosamente cercanos, incluso después de tanto rechinar de siglos". 

En un latín elegante, Polentone inicia así: "Mi querido hijo Lázaro, hace mucho que me solicitas e incitas a escribir las memorias del beato Antonio Pellegrino y de la beata Elena, monja de la orden franciscana. Siempre me ha parecido justa y loable esta petición tuya. Pues, si bien el culto de ninguno de los dos ha sido aprobado por el sumo pontífice, uno y otra son conocidos, sin embargo, por sus milagros, y venerados como beatos por la opinión del pueblo. Además, son de buena raza paduana: Antonio era originario de los Manzoni. Elena, de los Enselmini, a cuya estirpe pertenece también su madre". 

La jovencita Elena se hizo monja para servir al Señor en el monasterio que hospedaba, en dos moradas distintas, a las monjas y a los frailes de la Orden de san Francisco, en una zona llamada "la Celda vieja" (la actual Arcella), monasterio destruido en 1509, para realizar la "explanada".

Añade el historiador: "Ninguna más diligente que ella en la oración litúrgica, ninguna más obediente a la abadesa, ninguna más observante de la regla, ninguna más solícita en realizar las tareas domésticas. Su vida estaba tejida de penitencias y ayunos, colmada de santidad y austeridad. Tan áspera fue su existencia, que, agotada, con frecuencia caía enferma, víctima de la fiebre".

Más allá del intento hagiográfico y enaltecedor, Sicco, autor de indudable probidad, realizó cuidadosas investigaciones sobre ella, disponiendo de excelentes fuentes en el antiguo monasterio de la Arcella, antes de incendiarse el archivo.

De complexión grácil y enfermiza, padeció en los últimos quince meses de vida repetidas fiebres, y permaneció durante tres meses sin comer, ni beber, ni pronunciar palabra.

El historiador se detiene ampliamente en describir las visiones celestiales de las que gozó Elena, como indicio de su unión con el Señor, visiones que ella, de palabra, daba a conocer a las hermanas, y cuyos contenidos sabían también a admonición.

El 4 de octubre de 1231, arrebatada en éxtasis, vio a los santos Francisco y Antonio en actitud de cantar las alabanzas del Señor. En definitiva, "el cielo en la celda", hasta el 4 de noviembre, cuando expiró, a los 24 años. Polentone concluye así: "Desde el día de su tránsito hasta hoy, su cuerpo se conserva tan bien, que no puede verse sin admirarse, y eso por un privilegio divino que testifica la santidad de Elena". Y añade un halo de misterio: "A menudo, especialmente cuando cae algún desastre sobre la ciudad, ha ocurrido que el cuerpo de Elena se agitó con estrépito, casi como si quisiera prever el futuro".


Podemos decir que su cuerpo sufrió en la muerte un proceso natural de momificación y quedó intacto, y las manifestaciones de temblor son exageradas, pero revelan la espontaneidad de una devoción popular hacia esta ilustre clarisa.

Su cuerpo, por una circunstancia fortuita, fue colocado en una urna y conservado en la pequeña iglesia del monasterio, hasta el año 1509, en que fue trasladado a la iglesia de Santa María de los Armenios, luego llamada de la Beata Elena. Y, desde 1810, fue trasladado a la de Santa Sofía, donde permaneció hasta el 23 de mayo de 1958, en que fue devuelto a la iglesia de La Arcella. 

El 29 de octubre de 1695, el papa Inocencio XII la inscribió en el Catálogo de los beatos, reconociendo su culto secular, y en 1956 se iniciaron los trámites para su canonización.

La caja de madera de la beata, en la capilla del beato Lucas

Cuando las clarisas de la Arcella se trasladaron en 1509 al monasterio de Santa Elena, y luego al de San Bernardino, se llevaron consigo el cuerpo de la beata. Pero, al ser suprimidos dichos monasterios en el año 1810, ofrecieron su tesoro a la Basílica [de San Antonio]. De modo que, el 20 de mayo, el cuerpo de Elena Enselmini fue llevado a la sacristía del templo antoniano, y allí guardado. Mientras tanto, los presidentes del Arca pidieron al obispo Dondi dell´Orologio que lo dejara en la iglesia, pero el 6 de junio siguiente, "muy airado por la donación de las monjas, y más aún por la sustracción nocturna, había mandado colocar los sellos, ordenando que fuera entregado a la iglesia de Santa Sofía, para ser venerado junto a la beata Beatriz de Este". 

La caja que guardó los huesos de Elena hasta el 1810 fue primero colocada en la urna que había sido de san Antonio, debajo del altar del beato Lucas Belludi, y luego, en 1985, en la urna empotrada en la pared.

Presencia de Elena en el arte y en las reliquias

La reliquia de un brazo fue donada a la iglesia de Santa Sofía, mientras que su cuerpo se conserva aún bajo el altar del templo de la Arcella.

Para encontrar un relicario de la beata Elena hay que trasladarse a la sacristía de la Basílica. Firmado por el artista Pinton, es de las primeras décadas del siglo pasado, de tipo arquitectónico, en plata labrada y repujada, cuyo nudo y receptáculo representa la fachada de la iglesia de la Arcella. En lo más alto de la pequeña cúpula preside una estatua de Elena.

Una bella imagen de ella la encontramos en la puerta de bronce norte de la Basílica, llamada "de los beatos Lucas y Elena". Antes era la entrada más utilizada. Fundida en 1904 por el paduano Giuseppe Michieli, la donó el doctor Giovanni Guolo, y una inscripción la recuerda como "virgen paduana". 

Entrando en el claustro del Noviciado se puede admirar una bonita pintura de ella, dentro de una monófora, en el lado occidental. Es una reproducción del 1994, de una pintura que realizó el artista de Bérgamo Giuseppe Amadio Riva, en 1923. El actual fue realizado, curiosamente, no en base al bronce original, sino a una copia suya firmada por Giovanni Zabai en 1932. La beata sostiene un lirio y un libro, claro indicio de la pureza de vida llevada por ella, en la secuela de la Palabra del Señor.

En la iglesia de la Arcella hay más recuerdos de Elena. En primer lugar, en la estatua del pequeña hornacina derecha de la fachada, obra de Pedro Bertocco. Luego, en la capilla de los "Santos franciscanos", donde está representada en un lienzo de Pedro Pajetta (1905), y en otras pinturas.

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: ♥ ALEGRIA ♥ Enviado: 16/11/2013 15:25


 
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