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General: EVANGELIO DE HOY JUEVES 5 DE DICIEMBRE DEL 2013
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جواب  رسائل 1 من 2 في الفقرة 
من: campitos0  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 06/12/2013 13:37
espada.jpg picture by silvygilbert

  

 

 

 Jueves de la primera semana de Adviento

Libro de Isaías 26,1-6. 
Aquel día, se entonará este canto en el país de Judá: Tenemos una ciudad fuerte, el Señor le ha puesto como salvaguardia muros y antemuros. 
Abran las puertas, para que entre una nación justa, que se mantiene fiel. 
Su carácter es firme, y tú la conservas en paz, porque ella confía en ti. 
Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna. 
El doblegó a los que habitaban en la altura, en la ciudad inaccesible; la humilló hasta la tierra, le hizo tocar el polvo. 
Ella es pisoteada por los pies del pobre, por las pisadas de los débiles. 


Salmo 118(117),1.8-9.19-21.25-27a. 
Den gracias al Señor, pues él es bueno, 
pues su bondad perdura para siempre.
Más vale refugiarse en el Señor 
que confiar en los hombres;
más vale refugiarse en el Señor 
que confiar en los poderosos. 



«¡Abranme las puertas de justicia 
para entrar a dar gracias al Señor!»
«Esta es la puerta que lleva al Señor, 
por ella entran los justos».
¡Te agradezco que me hayas escuchado, 
tú has sido para mí la salvación!

¡Danos, oh Señor, la salvación, danos, oh Señor, la victoria!
«¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! 
Desde la casa del Señor los bendecimos:
el Señor es Dios, él nos ilumina». 


Evangelio según San Mateo 7,21.24-27. 
Jesús dijo a sus discípulos: 
No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. 
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. 
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. 
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. 
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande". 


 

 

 

 

silvia6.png picture by silvygilbert

 



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جواب  رسائل 2 من 2 في الفقرة 
من: campitos0 مبعوث: 06/12/2013 13:38

Comentario: Abbé Jean-Charles TISSOT (Freiburg, Suiza)

No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos

Hoy, el Señor pronuncia estas palabras al final de su "sermón de la montaña" en el cual da un sentido nuevo y más profundo a los Mandamientos del Antiguo Testamento, las "palabras" de Dios a los hombres. Se expresa como Hijo de Dios, y como tal nos pide recibir lo que yo os digo, como palabras de suma importancia: palabras de vida eterna que deben ser puestas en práctica, y no sólo para ser escuchadas —con riesgo de olvidarlas o de contentarse con admirarlas o admirar a su autor— pero sin implicación personal.

«Edificar en la arena una casa» (cf. Mt 7,26) es una imagen para describir un comportamiento insensato, que no lleva a ningún resultado y acaba en el fracaso de una vida, después de un esfuerzo largo y penoso para construir algo. "Bene curris, sed extra viam", decía san Agustín: corres bien, pero fuera del trayecto homologado, podemos traducir. ¡Qué pena llegar sólo hasta ahí: el momento de la prueba, de las tempestades y de las crecidas que necesariamente contiene nuestra vida!

El Señor quiere enseñarnos a poner un fundamento sólido, cuyo cimiento proviene del esfuerzo por poner en práctica sus enseñanzas, viviéndolas cada día en medio de los pequeños problemas que Él tratará de dirigir. Nuestras resoluciones diarias de vivir la enseñanza del Cristo deben así acabar en resultados concretos, a falta de ser definitivos, pero de los cuales podamos obtener alegría y agradecimiento en el momento del examen de nuestra conciencia, por la noche. La alegría de haber obtenido una pequeña victoria sobre nosotros mismos es un entrenamiento para otras batallas, y la fuerza no nos faltará —con la gracia de Dios— para perseverar hasta el fin.


 
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