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General: Los Santos de hoy viernes 17 de enero de 2014
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From: campitos0  (Original message) Sent: 17/01/2014 13:32
Los Santos de hoy viernes 17 de enero de 2014
 Antonio, Santo
Abad, 17 de enero
 Jenaro Sánchez Delgadillo, Santo
Sacerdote y Mártir, 17 de enero
 Roselina (Rosalina) de Villeneuve, Santa
Religiosa, 17 de enero
 Sulpicio el Pío, Santo
Obispo, 17 de enero 



Antonio, Santo
Abad, 17 de enero
 
Antonio, Santo
Antonio, Santo

Abad

Martirologio Romano: Memoria de san Antonio, abad, que, habiendo perdido a sus padres, distribuyó todos sus bienes entre los pobres siguiendo la indicación evangélica y se retiró a la soledad de la Tebaida, en Egipto, donde llevó una vida ascética. Trabajó para reforzar la acción de la Iglesia, sostuvo a los confesores de la fe durante la persecución del emperador Diocleciano y apoyó a san Atanasio contra los arrianos, y reunió a tantos discípulos que mereció ser considerado padre de los monjes (356). 

Etimológicamente: Antonio = florido, inestimable”. Viene de la lengua griega.

Fecha de canonización: Fue canonizado en el año 491.
Antonio nació en el pueblo de Comas, cerca de Heraclea, en el Alto Egipto. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad.

De acuerdo a los relatos de san Atanasio y de san Jerónimo, popularizados en el libro de vidas de santos La leyenda dorada que compiló el dominico genovés Santiago de la Vorágine en el siglo XIII, Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de fuste.


Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupo de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo.

Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.

Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.

Reliquias y orden monástica

Se afirma que Antonio vivió hasta los 105 años, y que dio orden de que sus restos reposasen a su muerte en una tumba anónima. Sin embargo, alrededor de 561 sus reliquias fueron llevadas a Alejandría, donde fueron veneradas hasta alrededor del siglo XII, cuando fueron trasladadas a Constantinopla. La Orden de los Caballeros del Hospital de San Antonio, conocidos como Hospitalarios, fundada por esas fechas, se puso bajo su advocación. La iconografía lo refleja, representando con frecuencia a Antonio con el hábito negro de los Hospitalarios y la tau o la cruz egipcia que vino a ser el emblema como era conocido.

Tras la caída de Constantinopla, las reliquias de Antonio fueron llevadas a la provincia francesa del Delfinado, a una abadía que años después se hizo célebre bajo el nombre de Saint-Antoine-en-Viennois. La devoción por este santo llegó también a tierras valencianas, difundida por el obispo de Tortosa a principios del siglo XIV.

La orden de los antonianos se ha especializado desde el principio en la atención y cuidado de enfermos con dolencias contagiosas: peste, lepra, sarna, venéreas y sobre todo el ergotismo, llamado también fuego de San Antón o fuego sacro o culebrilla. Se establecieron en varios puntos del Camino de Santiago, a las afueras de las ciudades, donde atendían a los peregrinos afectados.

El hábito de la orden es una túnica de sayal con capuchón y llevan siempre una cruz en forma de tau, como la de los templarios. Durante la Edad Media además tenían la costumbre de dejar sus cerdos sueltos por las calles para que la gente les alimentara. Su carne se destinaba a los hospitales o se vendía para recaudar dinero para la atención de los enfermos.


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From: campitos0 Sent: 17/01/2014 13:34
Jenaro Sánchez Delgadillo, Santo
Sacerdote y Mártir, 17 de enero
 
Jenaro Sánchez Delgadillo, Santo
Jenaro Sánchez Delgadillo, Santo

Sacerdote y Mártir

Martirologio Romano: En la ciudad de Tocolatlán, en México, san Jenaro Sánchez Delgadillo, presbítero, mártir durante la persecución mexicana (1927). 

Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II.
Nació el 19 de septiembre de 1886 en Agualele, población cercana a Zapopan, Jalisco. Sus padres fueron Cristóbal Sánchez y Julia Delgadillo, de condición humilde y cristianos observantes, que en el pueblo gozaban de estima por ser personas muy buenas. 

Jenaro llegó a Tamazulita en el año de 1923, acompañado de sus padres. En este lugar ejerció su ministerio hasta su martirio, en enero de 1927. 

Ante la persecución desatada por el gobierno de Calles, especialmente contra los sacerdotes, el Padre Jenaro sintió en su corazón la imposibilidad de desempeñar convenientemente su ministerio, y lloró cuando se dio orden de cerrar los templos. 

Desde antes de llegar a Tamazulita había sentido ya el primer impacto de la persecución cuando fue encarcelado por leer en el templo parroquial de Zacoalco, Jalisco, la carta pastoral de su obispo, Monseñor Francisco Orozco y Jiménez. 

La carta era una protesta del prelado por los artículos persecutorios que contra la Iglesia y sus ministros contenía la Constitución de 1917. 

Al suspenderse el culto público el P. Jenaro tuvo que ejercer su ministerio sacerdotal a escondidas. En varias ocasiones comentó con algunos de ellos: "En esta persecución van a morir muchos sacerdotes y tal vez yo sea uno de los primeros". Y así fue. 

El 17 de enero de 1927 el P. Jenaro andaba en el campo con un grupo de vecinos. Al regresar al rancho, el Padre y sus acompañantes se dieron cuenta que unos soldados los andaban buscando. Al llegar al rancho el sacerdote fue apresado y llevado a Tecolotlán. 

El jefe de los soldados, mandó soltar a todos menos al sacerdote, a quien le pusieron una reata al cuello. El P. Jenaro dijo: "Bueno, paisanos, me van a colgar; yo los perdono y que mi Padre Dios también los perdone, y siempre ¡Qué viva Cristo Rey!". 

Luego los soldados jalaron de la reata con violencia de manera que la cabeza del Padre Jenaro pegó contra la rama del mezquite donde habían colgado la soga. Así duró el cuerpo hasta la madrugada y antes de que amaneciera volvieron los soldados, le dieron un balazo en el hombro izquierdo, lo bajaron y ya estando en el suelo el cadáver, un soldado le dio un bayonetazo que casi lo traspasó. 

Cerca de las once de la mañana dieron aviso a la madre del sacerdote y doña Julia llegó y abrazó el cadáver de su hijo y, colocándolo sobre sus rodillas, lloró amargamente. 

La noticia de la muerte movió a los habitantes de los alrededores a trasladarse en masa a Tecolotlán. Al ver tal cantidad de gente las autoridades temieron una reacción violenta de la muchedumbre, por lo que ordenaron la inmediata sepultura del P. Jenaro. 

Su recuerdo y testimonio quedó grabado en la memoria de la Iglesia de México y los fieles no dejaron de invocar su intercesión. 

El Papa Juan Pablo II lo canonizó junto a otros 24 mártires méxicanos en el Jubileo del año 2000, el 21 de mayo.


 
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