|
General: Los Santos de hoy sábado 25 de enero de 2014
Scegli un’altra bacheca |
Rispondi |
Messaggio 1 di 2 di questo argomento |
|
Da: campitos0 (Messaggio originale) |
Inviato: 28/01/2014 14:08 |
Los Santos de hoy sábado 25 de enero de 2014 |
|
La conversión de San Pablo Fiesta Litúrgica, 25 de enero
|
|
Enrique Suso, Beato Presbítero Dominico, 25 de enero
|
|
Antonio Migliorati de Amándola, Beato Presbítero, 25 de enero
|
|
María Antonia (Teresa) Grillo. Beata Viuda y Fundadora, 25 de enero
|
|
Manuel Domingo y Sol, Beato Sacerdote y Fundador, 25 de enero
|
|
Arcángela Girlani, Beata Virgen Carmelita, 25 de enero
|
|
Popón, Santo Abad, 25 de enero
|
|
Bretanión de Tomis, Santo Obispo, 25 de enero
|
|
Artemio, Santo Mártir, 25 de enero
|
|
Gregorio Nacianceno, Santo Doctor de la Iglesia, 25 de enero
|
|
Ananías, Santo Bautizó a San Pablo, 25 de enero
|
|
Otros Santos y Beatos Completando el santoral de este día, 25 de enero
|
La conversión de San Pablo |
Fiesta Litúrgica, 25 de enero |
|
|
La conversión de San Pablo |
Fiesta LitúrgicaMartirologio Romano: Fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. Viajando hacia Damasco, cuando aún maquinaba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, el mismo Jesús glorioso se le reveló en el camino, eligiéndole para que, lleno del Espíritu Santo, anunciase el Evangelio de la salvación a los gentiles. Sufrió muchas dificultades a causa del nombre de Cristo.
Pablo, llamado Saulo en el uso y rigor judío, afirmaba con vehemencia que el Evangelio que predicaba no lo había aprendido o recibido de los hombres.
Perteneció a la casta de los fariseos. Había nacido en Tarso, ciudad que pertenecía al mundo grecorromano; quien nacía allí tenía la categoría de ciudadano romano y lo era tanto como el centurión, el procurador, el tribuno o magistrado. Necesariamente, por ser judío no le cupo más suerte en la niñez que andar disimulando su condición entre los demás del pueblo, ocultando su creencia, tenida como superstición por los paganos romanos. Es posible que esto le fuera encendiendo por dentro y le afirmara aún más en su fe, cuando iba creciendo en edad y tenía que defenderse marchando contra corriente.
Era más bien bajo, de espaldas anchas y cojeaba algo. Fuerte y macizo como un tronco. Un rictus tenía que le hacía fanático. Conocía los manuscritos viejos escritos con signos que a los griegos y a los romanos les parecían garabatos ininteligibles, pero que encerraban toda la sabiduría y la razón de ser de un pueblo. Listo como un sabio en las escuelas griegas de Tarso, familiarizado con los poetas y filósofos que habían pasado el tiempo escribiendo en tablillas o pensando. Para los griegos solo era un hebreo, miembro de aquellas familias que vivían en un islote social, aislado entre misterios inaccesibles a los de otra raza, uno de los que tenían prohibido el acceso a las clases cultas y dirigentes; era de esos que se hacían despreciables por su puritanismo, por sus rarezas ante los alimentos, su modo de divertirse, de casarse, de entender la vida, de no asistir a los templos ¡un ambiente nada claro!
A los dieciocho años se fue a Jerusalén para aprender cosas del judío verdadero, las de la Ley patria, la razón de las costumbres; ansiaba profundizar en la historia del pueblo y en su culto. Gamaliel lo informó bien por unos cuartos. Aprendió las cosas yendo a la raíz, no como las decía la gente poco culta del pueblo sencillo y llano. Supo más y mejor del poder del Dios único; aprendió a darle honra y alabanza en el mayor de los respetos y malamente soportaba con su pueblo el presente dominio del imponente invasor. Esto le ponía furioso. Los profetas daban pistas para un resurgimiento y los salmos cantaban la victoria de Dios sobre otros pueblos y culturas muy importantes que en otro tiempo subyugaron a los judíos y ya desaparecieron a pesar de su altivez; igual pasaría con los dominadores actuales. El Libertador no podría tardar. Mientras tanto, era preciso mantener la idiosincrasia del pueblo a cualquier costa y no ser como los herodianos, para que la esperanza hiciera posible su supervivencia como nación. No se podía dejar que un ápice lo apartara de la fidelidad a las costumbres patrias. Eso le hizo celoso.
Y mira por donde, aquella herejía estaba estropeando todo lo que necesitaba el pueblo. Locos estaban adorando a un hombre y crucificado. No se podía permitir que entre los suyos se ampliara el círculo de los disidentes. Había que hacer algo. No pasaban, sino que las noticias decían que estaban por todas partes como si se diera una metástasis generalizada de un cáncer nacional. Hacía años que ya estuvo, colaborando como pudo, en la lapidación de uno de aquellos visionarios listos, serviciales, piadosos y caritativos pero que hacían mucho daño al alto estamento oficial judío; fue cuando lo apedrearon por blasfemo a las afueras de Jerusalén, y lastimosamente él sólo pudo guardar los mantos de los que lo lapidaron. Hasta le parecía recordar aún su nombre: Esteban.
Su conversión fue en un día insospechado. Nada propiciaba aquel cambio. Precisamente llevaba cartas de recomendación de los judíos de Jerusalén para los de Damasco; quería poner entre rejas a los cristianos que encontrara. Hasta allí se extendía la autoridad de los sumos sacerdotes y principales fariseos; como eran costumbres de religión, los romanos las reconocían sin hacerles ascos. Saulo guiaba una comitiva no guerrera pero sí muy activa, casi furiosa, impaciente por cumplir bien una misión que suponían agradable a Dios y purga necesaria para la estabilidad de los judíos y para proteger la pureza de las tradiciones que recibieron los padres. Aquello parecía la avanzada de un ejército en orden de batalla, con el repiqueteo de las herraduras en las pezuñas de las monturas sobre el duro suelo de roca ante Damasco donde caracoleaban los caballos. Llevaban ya varios días de caminata; se daban por bien empleados si la gestión terminaba con éxito. Iba Saulo "respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor". En su interior había buena dosis de saña.
"Y sucedió que, al llegar cerca de Damasco, de súbito le cercó una luz fulgurante venida del cielo, y cayendo por tierra oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y entra en la ciudad y se te dirá lo que has de hacer. Y los hombres que le acompañaban se habían detenido, mudos de espanto, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. Se levantó Saulo del suelo y , abiertos los ojos, nada veía. Y llevándole de la mano lo introdujeron en Damasco, y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió" (Act. 9, 3-9).
Tres días para rumiar su derrota y hacerse cargo en su interior de lo que había pasado. Y luego, el bautismo. Un cambio de vida, cambio de obras, cambio de pensamiento, de ideales y proyectos. Su carácter apasionado tomará el rumbo ahora marcado sin trabas humanas posibles _su rendición fue sin condiciones_ y con el afán de llevar a su pueblo primero y al mundo entero luego la alegría del amor de Dios manifestado en Cristo.
El relato es del historiador Lucas, buen conocedor de su oficio. Se lo había oído veces y veces al mismo protagonista. No hay duda. Vió él mismo al resucitado; y lo dirá más veces, y muy en serio a los de Corinto. Por ello fue capaz de sufrir naufragios en el mar y persecuciones en la tierra, y azotes, y hambre y cárcel y humillaciones y críticas, y juicios y muerte de espada; por ello hizo viajes por todo el imperio, recorriéndolo de extremo a extremo. Y no creas que se lamentaba; le ilusionaba hacerlo porque sabía que en él era mandato más que ruego; el dolor y sufrimiento más bien los tuvo como credenciales y las heridas de su cuerpo las pensaba como garantía de la victoria final en fidelidad ansiada.
Entre tantas conversiones del santoral, la de Pablo es ejemplar, paradigmática. Más se palpa en ella la acción divina que el esfuerzo humano; además, enseña las insospechadas consecuencias que trae consigo una mudanza radical.
| | |
|
|
|
Primo
Precedente
2 a 2 di 2
Successivo
Ultimo
|
Rispondi |
Messaggio 2 di 2 di questo argomento |
|
Enrique Suso, Beato |
Presbítero Dominico, 25 de enero |
|
|
Enrique Suso, Beato |
Presbítero DominicoMartirologio Romano: En Ulm, ciudad de Suabia (hoy Alemania), beato Enrique Suso, presbítero de la Orden de Predicadores, que soportó pacientemente muchos contratiempos y enfermedades, compuso un tratado sobre la sabiduría eterna y predicó a menudo sobre el Nombre de Jesús (1366).
Etimológicmente: Enrique = Aquel que es el caudillo de su morada, es de origen germánico.
Fecha de beatificación: En 1831 por Gregorio XVI.Místico alemán, nació en Constanza el 21 de Marzo probablemente de 1295; murió en Ulm, el 25 de Enero de 1366.
SU VIDA
Su padre perteneció a una noble familia de Berg; su madre, una santa mujer de la cual él tomó su nombre, a una familia de Sus (o Süs, de ahí el nombre Suso o Susso). A los trece años de edad ingresó al convento de los Dominicos en Constanza, donde realizó estudios de preparatoria, filosofía y teología. De 1324 a 1327 tomó un curso suplementario de teología en el Estudio General de los Dominicos en Colonia, donde se sentó a los pies de Johann Eckhart "el Maestro", y probablemente fue condiscípulo de Tauler, ambos célebres místicos. De regreso a Constanza fue nombrado para el oficio de lector, del cual parece haber sido removido varias veces entre 1329 y 1334. En el último año comenzó su carrera apostólica. Para 1343 fue elegido superior de un convento, probablemente en Diessenhofen. Cinco años más tarde fue enviado de Constanza a Ulm donde permaneció hasta su muerte.
La vida de Susso como místico comenzó a los dieciocho años, cuando, rompiendo con sus malas costumbres de los cinco años anteriores, se hizo a sí mismo "el Sirviente de la Eterna Sabiduría", la cual él identificaba con la esencia Divina y, en una forma concreta, con la persona de la Eterna Sabiduría hecha hombre. De ahí en adelante, una ardiente amor por la Eterna Sabiduría dominaría sus pensamientos y controlaría sus acciones. Tuvo frecuentes visiones y éxtasis, practicó una severa austeridad (la que prudentemente moderó en sus años maduros), y soportó con paciencia inusual las aflicciones corporales, amargas persecuciones y dolorosas calumnias.
Se convirtió en el más destacado entre los Amigos de Dios en el trabajo por el restablecimiento de la observancia religiosa en los claustros. Su influencia fue especialmente fuerte en muchos conventos de mujeres, particularmente en el convento de las Dominicas de Katherinenthal, una famosa escuela de misticismo en los siglos XIII y XIV, y en el de Toss, donde vivía la mística Elsbeth Stagel, quien tradujo algunos de sus trabajos en Latín al Alemán, reunió y preservó la mayor parte de sus cartas existentes, y consiguió de él la historia de su vida, la cual después él mismo desarrolló y publicó.
En muchas partes era muy estimado como predicador, y fue escuchado en ciudades y pueblos de Suavia, Suiza, Alsacia y los Países Bajos. Sin embargo, su apostolado no era con las masas, sino con individuos de todas las clases, quienes le buscaban por su personalidad singularmente atractiva, y para los cuales él se convirtió en el director personal de su vida espiritual.
A menudo se ha dicho incorrectamente que él estableció entre los Amigos de Dios una sociedad llamada la Hermandad de la Eterna Sabiduría. La así llamada Regla de la Hermandad de la Eterna Sabiduría no es sino una traducción libre de un capítulo de su Horologium Sapientiae, y no hizo su aparición hasta el siglo XV.
SUS ESCRITOS
El primer escrito que salió de la pluma de Susso fue Büchlein der Wahrheit, el cual redactó mientras estudiaba en Colonia. Su doctrina fue criticada desfavorablemente en algunos círculos - muy probablemente a causa de la relación tan estrecha de su autor con Eckhart, quien había sido llamado para explicar o retractarse de ciertas proposiciones - pero se encontró que era completamente ortodoxa. Como en este, en sus otros escritos Susso, aunque revelaba la influencia de Eckhart, siempre evitó caer en los errores del "Maestro". En realidad, el libro fue escrito en parte contra las enseñanzas panteístas de los Beghards, y contra las enseñanzas libertinas de los Brethren del Espíritu Libre. El Padre Denifle lo considera como el "libro pequeño" más complejo entre los escritos de los místicos alemanes.
Mientras en este libro Susso se expresa como un contemplativo intelectual, en su siguiente Das Büchlein der ewigen Weisheit, publicado a principios de 1328, es eminentemente práctico y habla de su rebosante corazón a "hombres comunes que aún tienen imperfecciones por cancelar". Bihlmeyer acepta el juicio de Denifle de que es "el más bello fruto del misticismo Alemán", y lo pone a la par de las Homilías de San Bernardo, y de la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis. En la segunda mitad del siglo XIV y en el siglo XV no hubo otro libro de meditación más leído en lengua alemana.
En 1334 Susso tradujo esta obra al Latín, pero aumentando considerablemente sus contenidos, haciendo de este un libro casi completamente nuevo al que dio el nombre de Horologium Sapientiae. Aún más elevado que el original, con un lenguaje acabado, rico en imágenes, ritmo y movimiento, se convirtió en un libro favorito en los claustros a finales de la Edad Media, no solo en Alemania, sino en los Países Bajos, Francia, Italia e Inglaterra.
A este mismo periodo de actividad literaria de Susso podría pertenecer Das Minnebüchlein pero su autenticidad es dudosa.
Luego de retirarse a Ulm, Susso escribió la historia de su vida interior (Vita o Leben Seuses), revisó el Büchlein der Wahrheit, y el Büchlein der ewigen Weisheit, con los cuales, y junto con once de sus cartas (el Briefbüchlein) y un prólogo, formó un libro conocido como el Exemplar Seuses.
Además de los escritos mencionados anteriormente, tenemos también cinco sermones de Susso y una colección de veintiocho de sus cartas (Grosses Briefbuch), las cuales se pueden encontrar en la edición de Bihlmeyer.
Susso es llamado por Wackernagel y otros un "Un poeta de amor en prosa y en el orden espiritual." El amor mutuo entre Dios y el hombre, el cual es su tema principal, le da calidez y color a su estilo. Aprovechó al máximo la flexibilidad del idioma alemán con una rara habilidad, y contribuyó en mucho a la formación de la bella prosa germana, especialmente matizando con nuevos significados palabras empleadas para describir sensaciones interiores. Su bagaje intelectual fue característico de los escolásticos de su época. En su doctrina jamás hubo el menor rastro de tendencias no ortodoxas.
Durante siglos ejerció gran influencia sobre escritores espirituales. Entre sus lectores y admiradores estuvieron Tomás de Kempis y el Beato Pedro Canisio. | |
|
|
|
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Tutti i diritti riservati | |
|
|