LA METÁFORA DEL BRÓCOLI
Imagínese que va al supermercado de su barrio y compra un paquete
de brócoli congelado porque se siente atraído por la bonita presentación
del envoltorio.
Cuando llega a casa continúa tan atraído que echa a la basura el contenido
del paquete y se dispone a cocinar el envoltorio. Cuando se sirve el envoltorio
en el plato, se da cuenta de que si eso es todo lo que va a comer se quedará
con hambre.
Su vida quizá se asemeje a lo que he relatado. Es posible que esté prestando
tanta atención al paquete de su verdadero yo, que desperdicie el contenido
esencial.
Su forma es el paquete, y aunque su belleza y aspecto puedan parecer
de primera magnitud, su función primordial consiste en contener el resto de
su magnífica humanidad. El recipiente no puede darle el placer, la satisfacción
y el alimento que le dan los contenidos.
Aunque usted no pueda ver lo que hay dentro del bonito paquete, sabe que
sea lo que sea le proporciona un alimento importante e insustituible.
Si toda una vida se centrase exclusivamente en el paquete (la forma),
acabaría produciendo un yo espiritualmente desnutrido y bastante infeliz.
Wayner Dyer
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